lunes, 10 de marzo de 2014

Twitch Plays: infinitos monos jugando a Pokémon.

«En vez de “época gloriosa” ha puesto “época ‘mayorzosa’”. ¡Estúpido primate!»
Montgomery Burns, Los Simpson.

   En fin, supongo que éste es el post obligatorio sobre la típica moda estúpida internetera de turno. Podría haberme tocado escribir sobre una chula o graciosa pero no, ha tenido que ser sobre uno de los mayores PETARDAZOS que hemos tenido que aguantar las personas  inteligentes y decentes desde CATÁSTROFES como el HORRENDO Ai Se Eu Te Pego, los IRRITANTES seriéfilos o el estúpido, estúpido, ESTÚPIDO Harlem Shake. Ya de perdidos al río, cuanto antes empiece, antes acabaré y antes se terminará este suplicio.

¿Al final le acabó pegando a alguien o fue a él a quien le partieron los morros?


   Twitch Plays Pokémon es un «experimento sociológico» (¡anda, mira, como Gran Hermano!) que consiste en que un montón de gente juega masivamente y al mismo tiempo la misma partida de Pokémon Rojo mediante votos. El… «experimento»... No, espera, vamos a llamar las cosas por su nombre: LA GILIPOLLEZ. LA GILIPOLLEZ no tiene un fin determinado más allá de una absurda democratización internetera de palo. Sí, ya saben, esa «democratización» entrecomillada que parte de que todo el mundo por tener acceso a internet tiene razón y que todas las opiniones son válidas por el mero hecho de ser opiniones. Sí, exacto, esa misma, la que es propia de la gente que cuando no tiene argumentos para nada se escuda en que es «su opinión» y que DEBES respetarla por errónea, falaz u ofensiva que sea.

   Y como no podía ser de otra forma, siendo internet, el cebo para semejantes garrulos atrajo a otra gente de igual ralea y similar nivel de idiotez por milímetro cuadrado corporal: los «poketardos» (entiéndanse como los «seriéfilos» de Pokémon, la gente que se cree especial por jugarlo) y los llamados «nostalgiafags» (esos personajillos que no ven más tipos de calidades más allá de si algo es de los 80 y los 90), dos castas deleznables que si se mezclaran en internet sería como juntar a los orcos y los Uruk-hai respectivamente.


«DALE A LAIC SI JUEGAS A POKÉMON CON 15 AÑOS»


   Si alguien de entre los que me lean es un ser pluricelular y tiene la capacidad mental de uno, se dará cuenta de que si cientos de miles de personas juegan mediante votos la misma partida, será todo la mar de caótico y avanzar se haría casi imposible. Pues bien, queridos lectores, ése es el secreto tras LA GILIPOLLEZ, en el caos, en que duró a lo sumo dieciséis días seguidos para terminar una simple partida al Pokémon Rojo. ¿La gracia detrás de esto? Ninguna, pero supongo que tiene que ver con eso, con que es una jugabilidad imposible y que se acabaron juntando los «expertos» en los pokemones, los que no tienen ni idea y los que se metieron por joder la partida, aunque para eso no hacía falta demasiado porque ya era una mierda para empezar.

   Como digo, LA GILIPOLLEZ duró dieciséis días y hubo gente que se la chupó entera. ¡El tiempo libre, señores! ¡Lo que hace uno cuando le sobra el dinero y no tiene un trabajo que atender! Bueno, el tiempo libre o…

EL AUTISMO.

   Pero lo mejor de todo no vino después de múltiples horas de ver a un personaje dar vueltas o actuar en contra de cualquier noción de avance, sino del final. Porque LA GILIPOLLEZ terminó con el protagonista derrotando al Alto Mando y a Blue, el personaje rival, lo que desencadenó en una avalancha de gente dándose palmaditas en la espalda y creyéndose lo más de lo más porque en una hora determinada poco menos que aleatoria el número de gente que votó las opciones correctas para elegir los ataques fue superior al de la gente que se equivocó. GUAU, ¡el Premio Nobel, amigos! Que le den a las investigaciones contra el cáncer o el SIDA, que el premio os lo vais a llevar vosotros por semejante «experimento sociológico».

   Sarcasmos aparte, mis más sinceras felicitaciones a los participantes y los creadores por redactar la mayor lista de ineptos jamás publicada en todo internet, de gente que como no tiene otro papel en la vida que estar haciendo el mongolo delante de una pantalla se dedica a participar y hacer avanzar (o retroceder) chorradas destinadas al fracaso per se. Pero lo mejor de todo es justo eso, el que habrá quien se crea especial por ello: por ser un garrulo que en vez de darle un palo al agua decidió que era mejor mirar a un personaje dando vueltas durante dieciséis días seguidos.

   ¿Pero sabéis qué? ¿Queréis que os diga una cosa que os dejará aturullados? ¿Sí? ¿En serio? ¿De verdad? Pues acercaos. Sí, sí, acercaos. ¿Estáis listos? Es lo siguiente: NO HABÉIS HECHO NADA ESPECIAL.

   ¿Queréis saber a qué se debe semejante victoria, el presunto triunfo de vuestro querido «experimento sociológico»? Pues a una cosita llamada Teorema de los Monos Infinitos, que promulga la idea de que si metes infinitos monos en una habitación para que escriban al azar, al final acabarán escribiendo cualquier libro, incluyendo obras de Shakespeare. Y esto es lo que ha pasado: cientos de miles de monos han votado qué teclas pulsar durante una partida de un juego determinado y al final han acabado pasándoselo de pura suerte y de puro azar.

Jejé, qué gracioso el monete. ¡Se cree alguien por jugar a los pokemones!

   Además, ¿qué esperáis? ES POKÉMON ROJO, un juego que todo Dios tiene o al que todo el mundo ha jugado. Es más, según el medio Badatvideogames.net en una entrevista con el supuesto padre del engendro, él mismo admitió que si eligió Pokémon Rojo fue tanto por el factor nostalgia como porque, y cito textualmente, «Pokémon Rojo depende muchísimo del sistema de combates por turnos y es muy indulgente». Sencillamente, le tengo que dar la razón ahí, pues es ese sistema de monos escribiendo, esa democratización absurda en la que opinión va antes que razón jamás podría funcionar en algo que requiriese el uso REAL de las neuronas.

   De hecho, no es nada nuevo, esto ya se hizo: en 1999, el ajedrecista ruso Garri Kaspárov retó al mundo a un torneo de ajedrez por internet en el que cada movimiento del bando mundial se decidía por votación. ¿Y saben ustedes qué? Que Kaspárov ganó. Ganó porque era un sistema que necesitaba una serie de pensamientos lógicos y una inteligencia determinada no sólo para jugar al ajedrez sino para estar a la altura del campeón, pero como hubo más errores que aciertos, incluso aquellos quienes jugaran bien tuvieron que ver cómo perdían al ser sus votos enterrados entre verdaderas cagadas.

Hipster Kaspárov ya retaba al mundo antes de que se hiciese popular.


   Pero claro, una cosa es el ajedrez y otra jugar a los pokemones, algo que no requiere pensamiento real ni complejidad mental alguna por muy democrática que sea la partida. ¿Todavía seguís creyéndoos especiales?

   Por desgracia, como el mundo está así de loco y hay tanto inútil suelto por el mundo, Twitch Plays Pokémon sigue siendo un fenómeno viral que ya tiene sus imitadores y que no tiene pinta de ir a detenerse en un futuro cercano. ¿Pero saben qué? Que no me importa. No me importa lo lista que se crea la gente por jugar a videojuegos, no me importa que los Twitch Plays se extiendan como los cánceres que son. No. No me importa. Ahora ya no. Porque mientras escribía estas líneas me he estado documentando y realmente me he dado cuenta de que no tiene sentido preocuparse por un grupete de monos votando cuántas vueltas debe dar un personaje durante cuántos días antes de seguir su viaje. ¿Porque qué son ellos comparados con la partida de Kaspárov contra el mundo? ¿Qué complejidad posee un caos forzado e informal como ese? Esto no es más que una moda absurda más de internet inflada por los factores «Pokémon» y «nostalgia» que desaparecerá tan rápido como vino.


   Sin más.

1 comentario:

  1. -Pues yo tengo ya 15 AÑAZOS y sigo jugando a Pokemon.

    ¡AAAY! ¡SABIO DE ORIENTE, PENSADOR DE PENSADORES, MÁS VIEJO QUE EL PROPIO TIEMPO, ILUMÍNANOS CON TU SABIDURÍA ETERNA QUE HA VISTO IMPERIOS ALZARSE, CAER Y ALZARSE DE NUEVO! ¡MUÉSTRANOS LOS SECRETOS QUE HAN VISTO TUS OJOS A LO LARGO DE TU LARGA, LARGA, LARGA VIDA!

    ResponderEliminar