jueves, 20 de febrero de 2014

Ser seriéfilo... y otras formas de dar vergüenza ajena.

«Sólo sé que no sé nada».
(Atribuido a Sócrates).

   Si hay una cosa que detesto profundamente, es la soberbia. Y por «soberbia» inclúyase también todo aquello que esté relacionado con el concepto: la petulancia, la prepotencia, la pomposidad… Y si ya eso es una de las pocas cosas me sacan verdaderamente de quicio, el sector ocupado por la gente pretenciosa es el que más me afecta.

   Sí, ya saben, esa gente que no tiene nada de lo que presumir en la vida y sin embargo intenta aparentar todo lo contrario; esa gente que oculta su falta de dones con el defecto de alardear de lo contrario como sea en una farsa de proporciones épicas. «Dime de qué presumes y te diré de qué careces», reza cierto dicho, y es que verdaderamente no hay pocos ejemplos mayores de patetismo que los que la gente pretenciosa y sus intentos de impresionar a los que consideran el vulgo con sus efímeras muestras de [escoger objeto/hecho/habilidad con el que se desea restregar en la cara a todo el mundo].

   Y es a raíz de esto por lo que denuncio un sector de auténtica gentuza que ha ido saliendo como por debajo de las piedras con el boom de series «buenas» (o sea, de moda Y NADA MÁS) de los últimos años. Me estoy refiriendo, como no podría ser de otra forma, de los autodenominados «seriéfilos». *Suenan truenos*.

Y a partir de aquí, cuesta abajo.


   Los «seriéfilos», para quien tenga la suerte de no conocerlos (ay, bendita, ¡BENDITA ignorancia! Pero qué suerte tenéis, jodíos), son un grupito que se caracteriza de ver series de televisión… y alardear de ello. Ya está. No hay más. Es simplemente eso, que ven series de televisión y eso, de un modo u otro, les hace ser mejores seres humanos que usted, que yo, que la vecina del quinto y que Laura Gallego (aunque para eso último no se necesita hacer nada). Los «seriéfilos» son poco menos que la digievolución bastarda del cani de la clase en época de quitarse los oros y enfundarse una réflex tras hacer un cursillo de fotografía artística de CCC de cara a convertirse en un hipster al llegar a los veinte tacos (VERÍDICO) fusionado con el amigo/cuñao/esquizofrénico de turno que no para de darte la tabarra para que veas la última serie de moda porque a él/ella/ello le gusta y entonces POR COJONES también te tiene que gustar a ti. Por ende, uno cabe esperar unas dosis de incultura, chulería, presuntuosidad y PESADEZ tan peligrosas que ríase usted de los niveles de radiación de Fukushima. No, no. Ría. ¡RÍA!

Que te rías, hijo de puta.

   Los «seriéfilos» se autodefinen como una versión moderna de los cinéfilos porque pueden ver series de televisión y apreciarlas al igual que un cinéfilo puede apreciar una película bien viejuna. A esto yo lo llamo una gilipollez como la copa de un pino, pues realmente no se puede comparar la cinefilia con toda la cultura que conlleva (ojo, la cinefilia DE VERDAD, que ser cinéfilo conlleva unos niveles de cultura y entendimiento artísticos determinados, que no es ver películas en blanco y negro y ya por eso eres especial. Eso último es ser un poser, o lo que es lo mismo, un imbécil redomado). La «seriefilia» no es más que una cinefilia de mercadillo, una pomposa forma de o bien dejarse llevar por la completa envidia de las aptitudes que requiere ser un cinéfilo auténtico respondiendo por ensalzar culturalmente a una actividad tan común y simple como ver una serie de televisión o bien ser víctima de un nivel de ignorancia galopante.

   Desde un punto de vista personal por pura experiencia (ya que yo he conocido auténticos cinéfilos y uno de mis mejores amigos lo es), un cinéfilo auténtico podrá pasarse horas y horas hablando de sus películas favoritas tocando absolutamente todos los campos que componen el metraje (o si no todos, al menos aquellos que más domina de una forma ARGUMENTADA), mientras que un simple «seriéfilo» el único argumento que te podrá dar será lo mucho que le mola determinada serie repitiéndolo ad náuseam tantas veces como crea necesarias para que profeses su fe por dicha producción. Y peor aún si a uno le toca aguantar a un «seriéfilo» que guste de adornar su discurso con una innecesaria batería de cultismos o un registro artificialmente cargante porque se crea que cuanto más pomposo sea, más razón va a tener

es ke maxo no beas como mola el enano ese porque la lia parda xdd
en serio mirate juego de trons ke te ba a molar xd

   El cine, señoras y señores, de siempre ha tenido una gran pretensión artística que hoy en día sigue presente en muchísimas producciones, mientras que las series de televisión salvo en contadísimas excepciones son un producto de entretenimiento. Y ya puede venir el cultureta de palo de turno por aquí a decir cuán equivocado estoy «porque en Breaking Bad y Lost todo tiene simbolismo» porque me va a dar igual. No basta con ver una película de Bergman o de Lynch mirándola sin más para entenderla, sino que se deben apreciar una serie de cosas: planos, diálogos, situaciones, simbolismos AUTÉNTICOS (no fantochadas como la mosca, el osito rosa con media cara quemada o el color de los gayumbos de Walter Jr. Flynn)…

¡Está desayunando! ¡EL SIMBOLISMO!

   ¿Qué tenemos en una serie de televisión? ¿Qué es lo que ven culturalmente los «seriéfilos» en semejantes producciones como How I met your mother Cómo conocí a vuestra madre, Game of Thrones Juego de Tronos o Esa de los zombis que no va sobre zombis sino de las relaciones entre los personajes (a.k.a ya no se me ocurre otra forma de defender su descenso en picado hacia la mediocridad) The Walking Dead como para calificarlas de auténticas maravillas de la pequeña pantalla más allá de que presuntamente molen o porque «si lo ve mucha gente, por algo será»? ¿Qué matices artísticos puede ofrecer una cámara fija en el set del estudio de una serie como Friends que esté programada sólo para grabar en un plano general?




   Que yo sepa, para ser cinéfilo hay que saber apreciar ángulos, piezas de diálogo y demás, no ponerse a ver imágenes en movimiento reflejadas en una pared, al igual que un bibliófilo tendrá algo más por lo que pasar la vista que unas formaciones de tinta en un papel, o un crítico de arte a unas manchas de colores sobre un trozo de tela, etc. Siendo así, ¿qué se necesita para ser un «seriéfilo»? Porque lo único que han demostrado es que sólo se necesita ver series y que te gusten. «¡Pero espera!», se preguntará algún avispado lector. «¿Eso no es lo que hace todo el mundo que ve series de televisión que le gustan?».

Silencio incómodo...


   Y aquí, amigos, llegamos al quid de la cuestión: un ejemplo de cuán incompetente y patética puede llegar a ser mucha gente con tal de aparentar algo que no es, por impresionar a alguien o por formar parte de algún colectivo que excluya al resto. Hemos llegado a unas tasas de tontuna tan altas que hasta ver series de televisión como un televidente normal y corriente es poco menos que practicar un alto arte al que ninguna otra alma que no sea otro «seriéfilo» podrá llegar a entender. Y todo por culpa de esa otra estúpida moda de que para cada cosa que hagas y te guste tienes que estar dentro de un grupo que te identifique y te diferencie del resto. ¿Que has subido un vídeo a un canal de Youtube? Entonces eres «youtuber». ¿Que juegas a videojuegos? Pues ya eres un «gamer» de la hostia. ¿Qué te la pelas como un mono pensando en tu hermana? ¡El mejor «masturbationer» que habrá jamás! Y ASÍ.


   Vamos a ver, señoras y señores, que porque uno a lo mejor no vaya a tener un acervo o unas habilidades lo suficientemente grandes como para acabar especializándose en una categoría artística o intelectual determinada, no es motivo ni de orgullo ni de vergüenza. ¡A ver cuándo se nos mete eso en la cabeza!


   Obviamente, gracias a internet la información y la cultura están ampliamente democratizadas. Cualquier persona puede con un mínimo de esfuerzo documentarse en las cosas que más le interesen pertenezcan o no a la cultura más elevada del saber humano; la ignorancia ya no es excusa, pero lo que sí hay que tener es iniciativa. Lo que no se puede hacer es optar por la ruta más sencilla, que es la de pretender presumir de algo que no conlleva mérito alguno por ver si así alguien le tiene envidia a uno. Eso tiene un nombre y no es ser un «seriéfilo», es «ponerse en evidencia».


   Y antes de terminar, no, esta entrada no critica en absoluto ni se mete con la gente que vea series de televisión/suba vídeos a Youtube/juegue a videojuegos/se la pele pensando en su hermana sin pretensión alguna ni habla de los fans de las series ni ninguna chorrada parecida. La entrada, repito, habla de la gente que se cree especial por ver series de televisión. Y aun así verás cómo viene alguien a decir que qué derecho tengo yo a meterme con la gente antes mencionada. ¡VERÁS!

pero aveis visto ya al enano? ke crak xd
en serio miraos juego de tronos qel enano es la ostia xddd

2 comentarios:

  1. todo depende del tipo de seriefilo que hayas conocido

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  2. Es curioso porque te quejas de actitudes prepotentes y pretenciosas para luego caer en lo mismo que criticas. ¿Acaso para grabar capítulos de series no hay que entender de ángulos, ni de planos, ni de diáglos? En fin... Lo que yo veo aquí, es las mierdas que suelta una persona que se han encontrado a muchos serieadictos gilipollas y para desfogarse carga contra toda una industria audiovisual haciéndola de menos. Lo siento amigo, pero que te encuentres a gente imbécil, no justifica ni le da la razón a este texto. Menospreciar de esa manera la industria televisiva no te hace quedar mejor que todos esos seriéfilos a los que criticas. Intentas colocar el cine a un nivel superior, cuando hay mucha gente que se considera cinéfilo precisamente por la misma razón. Porque ven cine y les gusta. El problema son las actitudes de la gente, no el grupo al que digan pertenecer.

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