sábado, 22 de marzo de 2014

Doraemon se acaba... Y YA IBA SIENDO HORA.

«Doraemon, Doraemon
Imos dicindo
Adeus, adeus».
Estribillo de la canción de créditos de Doraemon en gallego.

   Normalmente no soy una persona que suela escribir de cosas de actualidad o sobre lo último que veo a no ser que tengan sobre mí una reacción fuerte e inmediata, pero salvo LA GILIPOLLEZ y la siguiente noticia creo que realmente merece la pena hablar de ello. ¿Atentos? No me lo creo ni yo pero ahí va: DORAEMON (presumiblemente) YA SE ESTÁ TERMINANDO. Bueno, realmente la serie terminó hace mucho pero esta vez parece el finiquito con la última película que sacarán.

Mi reacción.


   Según la revista mexicana de cine Cinepremiere, en agosto de este año, DE ESTE MISMÍSIMO AÑO, se entrenará en Japón la última película del relamido felino cabezón y su insufrible compañero subnormal perdido humano. El film, que será la trigésimo sexta parte de esta eterna saga (que se dice pronto), podría ser no sólo la última película de Doraemon sino la última de sus aventuras, dando por finalizada una serie que lleva existiendo independientemente del formato desde finales de los años 60. Aunque no entiendan ni jota, el tráiler aquí:

Por sonar, suena triste y definitivo.

   No sé si esto llegará a América o siquiera a Europa pero realmente me da igual porque sabiendo esto yo ya podría conformar… No, esperen, ¡NO! ¡Volved aquí, insensatos! ¡AÚN NO HE TERMINADO DE REGODEARME! ¡Suelte ya el teclado de su ordenador para decir que su infancia «se ha acabado» o una chuminada por el estilo! ¡Eh, usted, suelte ese cuchillo, no se raje las venas. O al menos no hasta que acabe con esto! ¡Y usted deje de escribir que todo resulta ser un sueño de un Nobita comatoso! Así es, mucho mejor. Aquí tranquilitos todos mientras yo no quepo en mí de alegría.

   Porque realmente sé que va a haber alguien tan triste que de verdad va a ir a rasgarse las vestiduras al conocer de este aparente final, sobre que se acaba una de las mejores series de animación de todos los tiempos o la mejor serie nostálgica o alguna de esas pamplinas que tanto gustan de pronunciar por los internetes para ganar retuits facilones y la falsaria admiración de un grupo de desconocidos que varían desde indiferentes bots programados para favoritear por determinadas palabras a pervertidos de cuarenta años otro grupo de (semi)adultos inmaduros como los afectados. ¿Pero saben cuál es la sorpresa, ese plot twist que les dejará patidifusos en su lugar? Que muy pochos hay que tener los gustos para que a alguien le agrade semejante bazofia de serie.

   Y lo digo totalmente en serio, sin trolleos ni provocaciones de por medio. Doraemon es una de las peores series que jamás se han emitido. Y antes de que alguien me increpe con el típico «lo que pasa es que tienes envidia lo estás viendo de adulto, tienes que ser un crío para entenderlo», ésta es la opinión que forjé cuando ya era un niño pequeño, pues realmente puedo decir que Doraemon es una de las pocas series que cuantas más veces la veo menos me gusta. Y no sólo «menos me gusta» sino que se vuelve cada vez PEOR a cada capítulo. ¡Y ha tenido tres series seguidas! TRES: en el 73, en el 79 y en el 2005 sin contar con treinta y cinco películas hasta la fecha. ¿CÓMO LA PUEDES CAGAR DURANTE TANTO TIEMPO SIN QUE NADIE TE DIGA NADA?

«LEAVE BRITNEY DORAEMON ALONE!»


   El mayor punto débil de esta serie y uno de los motivos por los que es tan penoso que haya sobrevivido tantísimos años es lo formulaica y repetitiva que es: en todos los episodios ocurre lo mismo. LO MISMO. Irónicamente, no se puede decir que sea una serie que tome riesgos pero resulta que para cualquier otra ficción el quedarse estancada en la misma fórmula acaba pasándole factura a uno.

   Todos los capítulos funcionan de la misma manera: Nobita (hablaré de él más adelante, no se preocupen si tienen la suerte de no conocerle. De momento quédense con el dato de que es demasiado tonto hasta para vivir) tiene un problema de algún tipo y se va a lloriquearle a Doraemon para que preste algún macguffin aparato que se lo solucione, éste se lo deja y Nobita, en vez de usarlo para facilitarse la vida, abusa de él y acaba peor que antes. Se coge el concepto y repetir. Repetir. Repetir. REPETIR.

   Me gustaría bromear sobre que esta gente vive poco menos que en una especie de bucle temporal o de simulación de ordenador a lo Juegos de Guerra, pero a estas alturas poco se puede decir y lo poco que se pueda decir ha perdido la gracia. Sin embargo, sí me gustaría llamar la atención sobre una de las cosas por las que destaca esta serie, y es que, según se cuenta, Doraemon tiene una moraleja para todo Japón. ¡Como lo leen! Y dicha moraleja consiste en que uno no puede vivir dependiente de la tecnología o abusar de ella porque al final se volverá en contra de uno.

   Realmente me parece una gilipollez de moraleja, qué quieren que les diga, una enseñanza retrógrada y contradictoria que ni tuvo cabida hace cuarenta años ni tiene cabida ahora en la actualidad. ¿No se puede vivir dependiente de la tecnología? ¿Entonces cómo hemos avanzado en la historia? ¿Cómo hemos pasado de la rueda a internet entonces? ¿Por arte de magia? Si la tecnología no existiese, aún seguiríamos siendo animales básicos e irracionales. ¡Alrededor de nosotros hay tecnología por todas partes! ¡DEPENDEMOS DE LA TECNOLOGÍA! El ordenador es tecnología, el vaso es tecnología, LAS BISAGRAS DE LAS PUERTAS SON TECNOLOGÍA. Y creo que dicho esto desde el país más tecnológico y vanguardista del mundo tiene poco menos que delito.

El país de los robots que se parecen a personas y los urinarios inteligentes os dice  «abusar de la tecnología está mal».


   Es más, incluso si todo esto se tratase de una parodia sobre el abuso de la tecnología, sigue siendo una mala parodia, pues si bien el personaje de Nobita es tan incompetente que todo le sale mal aun teniendo en sus manos todo lo que necesita para solucionarse la vida habiendo otros personajes que con las mismas nociones que el primero han usado los mismos aparatos y les ha salido bien, no existe realmente un sentimiento paródico ni moralizador por su parte. Partiendo de que no es graciosa la serie, sus actuaciones son más bien tristes y patéticas por ser tristes y patéticas, amén de que la constante repetición de la misma trama durante tantísimos años CANSA y es INNECESARIO.

   Pongamos por ejemplo el caso de Mortadelo y Filemón, una serie once años más antigua a Doraemon. Mortadelo y Filemón es una parodia a la española de las historietas de espías en las que la incompetencia de los dos personajes titulares les mete en más problemas de los que son capaces de resolver. Si bien no tiene una idea moralizadora, también son personajes que suelen abusar o utilizar mal una tecnología maravillosa, ¿pero quieren saber cuál es la diferencia con respecto a la japonesa? Que en Mortadelo y Filemón se va desarrollando una situación (el llamado build-up en narrativa) a partir, por ejemplo, del mal uso de dichos inventos hasta el punto culmen en que los resultados de dicho abuso acaban siendo catastróficos e imprevisibles (el pay-off), mientras que en Doraemon los aparatos simplemente acaban estropeándose, perdiéndose o volviéndose contra el propio Nobita, que acaba siempre o recibiendo una paliza de muerte por sus «amigos» o recibiendo una reprimenda de sus padres. No existe el suspense y por lo tanto no existe tampoco una sorpresa que haga que merezca la pena seguir una trama.

Para que luego digan que los españoles no sabemos hacer nada bien.

   Ya con esto aprovecho para enlazarlo a hablar de los personajes. Doraemon tiene los personajes más desagradables y peor construidos que jamás he visto nunca en ningún medio escrito o audiovisual: realmente se trata de unos seres totalmente egocéntricos y egoístas de las formas más odiosas posibles, empezando por Nobita, terminado por el propio Doraemon y pasando por todo ese escasísimo plantel de personajes planos que me niego a reseñar uno a uno de lo poco que merecen la pena.

   Nobita Nobi es un crío irritante, vago, cínico, egoísta y cobarde que no hace absolutamente nada con su vida mientras espera que los demás hagan de todo por él. Principalmente, el nene tiene lo básico para ser un cani en toda regla o un youtuber profesional, pero como vivimos en un mundo de locos, en vez de acabar convirtiéndose en el matao muerto de hambre que merece ser, le surge un gato robot venido del futuro (¡enviado por su propio bisnieto para cambiar la historia, nada menos!) con el fin de resolverle la vida. El problema es que como Nobita es sumamente imbécil, siempre acaba abusando de los poderes que le otorgan los inventos del robot y en vez de avanzar en la vida, retrocede.

   Nobita además es un personaje plano, no ha tenido evolución alguna en cuarenta y cinco años, así que es especialmente irritante no ya sólo verle fracasar en cosas más simples que el mecanismo de un chupete (y no ya sólo en cosas relacionadas con los inventos de Doraemon, que está en quinto de primaria y aún le cuestan las sumas simples) sino también de verle quedar y tratar como a sus amiguísimos a unos chavales que sólo están para putearle y/o pegarle palizas. «¡Pero eh, que en las películas son todos muy nobles y valientes! ¿No va de eso la auténtica amistad?», oigo balbucear a algún energúmeno abrazado a su peluche de Doraemon, a lo que yo respondo: «¿Y?»

«Me pone el ojo a la virulé un día sí y al otro también, pero en san Valentín me regala un clavel. ¿No es romántico?»


   Es por semejante aluvión de inutilidad y estupidez por lo que en primer lugar se envió a Doraemon, para hacerle al chaval más llevadera su vida, pero eso también significa que el propio gato cósmico es un poochie en toda regla. OH, SÍ. Si me he atrevido a decir bien en público que Doraemon es una serie pésima, también digo que el propio personaje que lleva su nombre ES el poochie de la serie porque cumple con las mismas funciones que éste. De hecho, podríamos decir que es el primer poochie protagonista de la historia si no contamos a las Mary Sue. ¿Quieren más pruebas?

Tabla comparativa: Poochies vs. Doraemon
Funciones del poochie:
Funciones de Doraemon:
Hasta el punto de la aparición del poochie, la serie va en declive por ser aburrida, sosa o repetitiva.
Hasta el punto de la aparición de Doraemon, la vida de Nobita va en declive por ser aburrida, sosa y repetitiva
La aparición del poochie da un vuelco a la serie «a mejor».
La aparición de Doraemon da un vuelco a la vida de Nobita «a mejor».
El poochie es capaz de todo por ser poco menos que perfecto y es el centro de atención.
Doraemon es capaz de todo por tener todo tipo de aparatos que le permiten hacer de todo y son éstos junto a él el centro de atención.
La perfección del poochie (sobre todo comparada con la del resto de personajes) a la larga vuelve a la serie repetitiva.
Doraemon mostrando más paciencia que el santo Job ante la inutilidad de Nobita vuelve a la serie repetitiva.
El poochie acaba por desaparecer o bien por ser innecesario o bien porque la audiencia lo detesta.
Doraemon acaba por irse (aparentemente) porque ya ha cumplido su función a pesar de que no haya cambiado nada con respecto a Nobita (o sea, porque es innecesario).
La desaparición del poochie es tratada o con total normalidad o como una auténtica tragedia.
La supuesta vuelta a casa de Doraemon es tratada como una tragedia (como que han hecho una película basada en el último episodio de la serie).


   Sin embargo, Doraemon no es un personaje malo sólo por ser un Poochie, sino porque tiene una personalidad horrible: es estirado, desagradable, egoísta, relamido e irresponsable. Tiene a su disposición, literalmente, un auténtico arsenal de armas o potenciales armas, así como toda una colección de objetos a cada cual más peligroso y cosas que son poco menos el botón para destruir el mundo (¡y eso sin contar CON LA MISMÍSIMA MÁQUINA DEL TIEMPO QUE TODO EL MUNDO USA PARA VIAJAR Y CAMBIAR EL PASADO LIBREMENTE!), pero lo peor no es eso, sino que, sabiendo que Nobita es semejante zote, le dé total libertad para abusar del poder que cada aparato le otorgue sin control ni vigilancia alguna para luego ponerse en plan perdonavidas al final del episodio.

   Pero lo peor de todo es que, al ser un personaje plano él también, al día siguiente el retardo cósmico éste volverá a darle al inútil con el que vive otro dispositivo del Juicio Final con erótico catastrófico resultado, así que poca pena puedo sentir yo por nadie de esta serie. Cada uno tiene lo que se merece.

Sí, es un chiste tan viejo que huele a rancio no, A PODRIDO. Pero eh, si funciona, funciona.



   En resumidas cuentas, Doraemon habrá terminado como serie y el finiquito peliculero lo darán aparentemente en verano de este año, pero realmente puedo afirmar que, a pesar de que pueda vivir como franquicia del merchandising únicamente, no será recordada más allá de lo tediosamente repetitiva que fue y lo horribles que fueron sus personajes… eso, al menos, por parte de los que no sean futuros aspirantes a canis en toda regla o a youtubers profesionales

1 comentario:

  1. No recuerdo nunca haberme interesado por Doraemon así que no puedo opinar... De hecho, demasiado que sé que se llama así, y que el niño tonto se llama Nobita. Me suena de que alguno habré visto hace muchos años pero no consigo acordarme de un capítulo en concreto, en plan "sí, ese en el que pasa esto". Es decir, Doraemon le da un cacharro y tal...
    Pero creo que he encontrado la explicación. Uno no se puede acordar de un capítulo en especial si todos son iguales. De hecho, zapeando últimamente me he cruzado con Doraemon de nuevo y sinceramente creía que era la misma serie remasterizada y redoblada, jamás sospecharía que la retomaron.
    Y para terminar, Mortadelo y Filemón son la puta hostia de aquí a Lima.

    ResponderEliminar