viernes, 30 de diciembre de 2016

El anime de Ace Attorney: culpable de incompetencia en primer grado.

«¡Protesto! ¡Esto es... protestable!».
Miles Edgworth.

   Como si de un tipo molón de herpes se tratara, aquí vuelve Reflexiones de un Friki Cabreado tras un largo hiato periodo de vagueza extrema dispuesto a crear pústulas e incomodidades entre en el gentío. Y la ocasión no es para menos, ya que, siendo estas fechas tan especiales de consumismo y familiares odiosos, ¿qué mejor manera de terminar el año con unas últimas gotas de bilis antes de recibir un 2017 que sin duda será mucho peor y más vergonzoso que el presente 2016?

   Y aparte, porque no quisiera llegar al próximo enero sin DENUNCIAR y nunca mejor dicho el que puede perfectamente ser el no solo el peor anime de esta temporada, sino el más vil, rastrero, ofensivo y traicionero incluso por encima de la chapuza de pseudo-CGI malogrado quiero-y-no-puedo de Berserk: Gyakuten Saiban: Sono «Shinjitsu», Igiari!.

   ¡Vamos, el anime de Ace Attorney!

   El anime de Ace Attorney no es ya una pésima adaptación en serie de los videojuegos del director japonés Shu Takumi, sino una serie ridícula e infantil que sufre un serio trastorno de identidad que en sus peores momentos es tan irritante como crispante y que, como mucho, en los mejores no pasa de mediocre. Todos los pasos dados a la hora de desarrollar la historia están mal; los personajes carecen de caracterización alguna, la tensión es inexistente e incluso el propio Phoenix Wright parece ser un secundario dentro de su propia serie, lo que denota que este anime, en cuestión de valor como una obra derivada de una franquicia, no es más que un rápido ordeñe por parte de gente que sabe de la saga Phoenix Wright lo que malamente les saldrá en alguna Wikia chusquera y no por haberlos jugado propiamente.

   Ya hablándonos sobre informarnos, que es más de lo que cualquiera dentro del equipo de la serie ya habrá hecho, y para que todos partamos de las mismas bases, cabría preguntarse qué es Phoenix Wright. Pues bien, para quien no lo sepa, Phoenix Wright es una franquicia de videojuegos que mezclan los géneros de puzles con la novela gráfica y que tratan sobre las bizarras aventuras del epónimo Nick «Phoenix» Wright en su camino para convertirse en un buen abogado dentro de un Los Ángeles Japón distópico en el que los juicios se han convertido poco menos que en un espectáculo de masas y en el que la corrupción policial y judicial reinan impunes.
  
   A lo largo de una saga que a día de hoy presume de un total de diez juegos y los que te rondaré, morena veremos cómo el célebre abogado pelopincho crece tanto en lo personal como en lo profesional en su lucha contra la injusticia y la búsqueda de la verdad, cuestionándose qué significa ser un abogado, cuáles deberían ser los límites de la ley a la hora de procesar a los ciudadanos y hasta qué punto debe estar uno dispuesto a proteger a los demás. El carisma de sus personajes, su peculiar sistema de jugabilidad, su particular sentido del humor y sus complicadas tramas han convertido a esta saga no ya en una inagotable fuente de memes sino en un más que respetable fenómeno videojugabilístico que tiene tirón a día de hoy y en una de las pocas sagas que Capcom todavía no ha matado.

   Como era de esperar, era cuestión de tiempo que un anime que adaptara la trama de los juegos viera la luz. Y no fue sino en este mismo 2016 cuando las súplicas de cientos de fanáticos fueron escuchadas… por una diabólica mano de mono.

   Aviso: a partir de aquí hablaré de los juegos suponiendo que ustedes los hayan jugado y sepan de lo que hablo, así que esperen referencias directas a eventos de la saga.

Miles de lágrimas fueron derramadas durante los siguientes días hasta quedar
solo un vacío de vergüenza...


   Ya el primer capítulo, que también es el primer caso del juego original, correctamente nombrado El Primer Caso, nos deja en evidencia todos los vicios y defectos que tendremos que soportar a partir de este momento, así como de las pocas cosas «buenas». Empezando por lo que menos tiempo nos va a llevar, es un buen detalle que las fases de declaración e interrogatorio de los testigos sean fieles visualmente al juego, con los close-ups de las miradas enfrentadas de Phoenix y el fiscal que toque bajo los letreros de cada una de dichas fases. Otra cosa buena es que, al menos en este primer episodio, la serie utiliza elementos visuales flotantes con los datos importantes del caso para recrear el tren de pensamiento del protagonista.

   Sin embargo, los positivos (así como cualquier similitud con la saga Ace Attorney) terminan ahí, en unos efectos visuales que, respectivamente, envejecerán pronto y directamente desaparecerán. Es más, si nos vamos al tema visual no tendríamos por donde empezar: la animación es estática, el trazado ultra simple y cuando se trata de mover personajes se desdibuja por completo en auténticos momentos de QUALITY; en lo que a los escenarios les falta de detalle a las cabeceras les sobra de simbolismos baratos mal planteados (aunque de eso ya hablaremos luego) y el público de la galería del tribunal está formado por un CGI tan horrendo, mecánico y mal disimulado que parece sacado de lo más profundo del valle inquietante.

   Pero más allá de lo visual, este anime es más feo por dentro que por fuera. Y es en su incompetencia narrativa en donde la mierda brilla mucho más: los personajes son una parodia de sí mismos que varían entre el cliché y el retraso mental, los juicios son una farsa con ataques de viento entre abogado y fiscal que harían morirse de vergüenza ajena al creador de Naruto y la fidelidad a los juegos originales (así como cualquier traza de conflicto o tensión) se van por el retrete cuando ves que cada juicio, independientemente de lo duro que sea, se va a resolver solo por algún deus ex machina aún más ridículo que en los juegos originales.

   Y me explico con respecto a esto último: en los juegos originales muchos de los casos Phoenix realmente los ganaba gracias a eso, algún deus ex machina o alguna coincidencia jodidamente conveniente, pero incluso en ESO la trama siempre intentaba poner una justificación o crear alguna antelación que anulara el deus ex machina, amén de que todo estaba incluido como parte de la progresión del personaje. O sea, que Phoenix, según avanzaba en su carrera, iba dependiendo menos de su increíble suerte y más de su intuición y habilidades, lo cual está bien y es como se construye un personaje. Sin embargo, aquí, cuando al guionista le da por derrapar, pisa el acelerador hasta el fondo aun teniendo un árbol delante y Phoenix Wright se convierte en un dios de la potra al que las cosas casualmente le salen siempre bien y los casos se resuelven solos.
    
Ejemplo visual de cualquier episodio de este anime.


   Como íbamos diciendo, el primer episodio corresponde al primer caso del juego, en donde el amigo de la infancia de Phoenix, Larry Butz, es acusado de matar a su novia supuestamente por celos y es el abogado novato el que debe, en su primer caso, aclarar toda la verdad de lo sucedido. Para no querer pecar de «clasista», diré que el anime se toma unas cuantas libertades «adaptando» el juego a un formato televisivo, sobre todo en lo que respecta a temas tonales cambiando las implicaciones de que la víctima era un putón verbenero que utilizaba a sus hombres como «papaítos» a un absurdo pero más timorato «no, mira, es que la pobre rompió contigo pero aun así se llevó tu reloj de viaje con su nuevo novio porque aún te quiere».

   Tal vez lo más sangrante del asunto se encuentra en el hecho de que el anime decidió inventarse nuevas pruebas para insistir de forma aún más recalcitrante en el hecho de que la víctima viajó con el reloj a una zona con unos cuantos husos horarios de diferencia. Esto, como comprenderán, es totalmente innecesario porque tanto en el juego como en el propio anime ya existen las pruebas del reloj marcando «mal» las horas y el pasaporte de la chica con el último país en el que estuvo de viaje, y es lo que convierte todo lo relacionado con las nuevas pruebas en relleno barato.

   «¡Pero es que no puedes esperar que todo sea como en los juegos! ¡Es que esto es una ADAPTACIÓN! ¡CABEZA DE ALCORNOQUE!», se apresurará algún mendrugo a exclamar. Pues bien, el problema está en que inventarse partes en una serie que no llevan a nada y no introducen nada nuevo ni profundizan con respecto al material original es lo que hace una MALA adaptación. ¡Bueno, es que NI SIQUIERA se puede justificar una adaptación así! Una adaptación puede ser que quitaran, como es lógico, las preguntas de tutorial y todas las explicaciones; una adaptación puede rebajar el tono de «te dejamos entrever que esta tía es una zorra» a «qué bonito, rompió con él pero aún le quiere». Pero lo que NO es adaptación es alterar la trama original, cambiarla y retorcerla, menos aún cuando a la trama original del juego le quitas la jugabilidad Y EN ESCENAS TE DA UNA NARRATIVA SÓLIDA. ¡MÁS SÓLIDA INCLUSO QUE LA ADAPTADA!

   «Pero eh», dije, «es solo el primer capítulo. Ha sido muy meh, no me han gustado esos cambios porque los veo innecesarios, pero tampoco puedo juzgar así la serie por su primer capítulo». Y a partir de ahí, tonto de mí, seguí viendo la serie a la espera de mejoras…  solo para acabar presenciando cómo el anime mutilaba el cadáver de la franquicia cuyo nombre había usurpado y bailaba con su piel aún ensangrentada al son de Adiós caballos.

«¿Me defenderías en un juicio? Me defendería en un juicio».


   Pero como suelo decir en este blog, «a partir de aquí, cuesta abajo». Y del segundo capítulo (y con él el segundo caso) en adelante veremos cómo lo que iba a ser el anime de Ace Attorney pasa a convertirse en una sucesión de derrapes y descarrilamientos tan bellos como vergonzosos.

   El Caso de las Hermanas, uno de los casos más poderosos del primer juego y tal vez de la franquicia entera, nos presenta al personaje de Maya Fey, la hermana menor de la recientemente fallecida Mia, mentora de Phoenix, y un personaje muy querido por el público tanto por su inocencia como por su vitalidad, así como la ayuda que nos proporciona en los casos. Sin embargo, donde Shu Takumi ve inocencia y vitalidad, los perpetradores del anime ven una loli hiperactiva, cabezahueca y odiosa que no vale ni para dar por culo. Y donde el Phoenix de los juegos es un héroe literal que ve a la víctima indefensa de un sistema injusto a la que decide ayudar sin pensarlo dos veces, el del anime es un cobarde sangrehorchata que intenta zafarse de las plegarias de ayuda DE LA HERMANA DE SU MENTORA MUERTA y a la que al final decide echar una mano cuando ve que no queda más remedio. Pero eso sí, ¿a que esto no me lo defiende nadie con el «es que es una adaptación»?

   ¿El resto del caso? El resto del caso va como cabría esperar: Phoenix se encuentra solo con los testigos clave y las pruebas sin siquiera buscarlas y dejando al botones de la habitación del hotel como un cameo obligatorio, Edgeworth es un antagonista más edgy que Sasuke Uchiha y Redd White, último responsable del Incidente DL-6 y uno de los villanos más amenazadores y poderosos de la saga pese a sus ridículas pintas (recordemos que es el presidente de una agencia de información que controla casi desde las sombras el país) queda reducido a un insultante fantoche que habla en japanglish porque jaja los estereotipos en dos mil puto dieciséis.

Repito: estos estereotipos A MEDIADOS DE 2016


   Pero lo sangrante no es eso. No, señor. Porque en esto se puede resumir el 75% de este mierdoso anime. Lo verdaderamente sangrante de este caso, lo auténticamente INSULTANTE es la forma que tiene este caso de resolverse solo. ¿Se acuerdan de que en el juego el caso se resuelve cuando el espíritu de Mia le aconseja a Phoenix ir más allá, «pensar fuera de la caja» para expandir su instinto y así averiguar por su cuenta la última pieza del rompecabezas que cerraría para siempre el caso y salvar así tanto su vida como la de Maya? ¿Se acuerdan de qué gran momento era aquel, el de triunfar por encima de las adversidades y vencer a un villano tan peligroso como un Redd White que controlaba el juicio y manipulaba las reglas de principio a fin? Sin duda uno de los momentos más poderosos de la saga y un clímax memorable, ¿a que sí?

   Pues atentos, que esta ha sido la forma de «adaptarlo» del anime: el espíritu de Mia aparece para darle el consejo a Phoenix como en el juego. Sin embargo, y sin ningún motivo justificable, la prueba que permite a Phoenix aceptar el caso NO ES ACEPTADA POR EL TRIBUNAL Y PHOENIX PIERDE. ¡Pero esperen, QUE HAY MÁS! No contentos con eso, la Mia espectral se aparece ante un triunfante Redd White para chantajearle EN MEDIO DEL JUICIO, DELANTE DEL JUEZ, DELANTE DEL FISCAL, DELANTE DE TODO EL MUNDO. ¡A CHANTAJEARLE! ¡EXTORSIONARLE HASTA QUE AL HOMBRE NO LE QUEDA MÁS REMEDIO QUE RECHAZAR EL VEREDICTO Y CONFESAR!

   ¿Cómo se quedan ustedes? Porque yo me quedé frío en aquel momento, y eso que eran finales de abril. Mia Fey, la mentora de Phoenix Wright, la que le enseñó a trabar según unas reglas éticas en un sistema judicial que penaliza activamente el trabajo de la defensa jurídica, extorsionando en pleno juicio a un sospechoso hasta que se declare culpable. No puedo empezar a explicar qué clase de traición es esta, qué clase de insulto es independientemente si es hacia los juegos o hacia alguien a quien le pille de nuevas esta serie y no conozca la franquicia de antes.

   Este punto es el salto del tiburón, la muerte de la serie, el insulto supremo y lo que me hizo detestar este anime. Y no hace falta haber jugado a los juegos para saber por qué: El Caso de las Hermanas es el primer gran caso de Phoenix Wright en solitario, literalmente su segundo caso, un caso en el que se ponen en juego tanto la vida de Maya como el propio Phoenix, quien debe aprender a valerse por sí mismo en una encrucijada que determinará su destino. El verdadero inicio de la serie se encuentra aquí, en el momento en el que el caso se tuerce tanto ante un enemigo capaz de manipular la ley a su antojo y aun así Phoenix decide hacer lo correcto, aprender de sus errores y evolucionar, a «pensar fuera de la caja» y depender de sus habilidades para sobrevivir siguiendo un código moral que le convierte en un gran abogado que sigue las reglas de un juego que sabe que es injusto y que nadie más se molestaría en seguir.

   ¿Qué necesidad había de convertir este momento tan álgido en semejante burla hacia el propio personaje? Ninguna. Y tampoco se puede excusar mediante ese bulo de la «adaptación». El caso se resuelve solo meándose en el legado de Mia Fey y convirtiendo al Phoenix Wright del anime en un pusilánime incapaz de hacer nada porque no ha aprendido nada porque literalmente a partir de aquí los casos se resuelven todos sin necesidad de que él apareciera. ¿El motivo de semejante insulto? Ningún otro que no sea el resultado de que la gentuza tras esta serie de Phoenix Wright conociera el resumen de la Wikipedia, pues la importancia de este momento solo puede conocerse de verdad si uno ha jugado a los juegos. Si no, es un momento vacío, un caso más que se resuelve a sí mismo con Phoenix llevándose el mérito solo por estar ahí presente.

   Tampoco se explica lógicamente cómo Redd White acaba tan acojonado por el chantaje que acaba confesando un crimen cuando perfectamente puede irse de rositas con tanta facilidad como el irse de rositas tras el asesinato del que acababa de salir impune hasta ese momento. Tampoco el invencible Edgeworth exige pruebas del chantaje de Mia ni explica que esas acusaciones se tendrían que llevar en un caso aparte. Tampoco se explica que el juez no penalice a la defensa por cometer semejante delito en un tribunal de justicia. Pero eh, qué más da, a algunos solo les basta con justificar que «ES QUE ADAPTACIÓN» para evitar pensar ni tener criterio. Total, ya lo vimos en los comentarios de mi reseña de Kill la Kill con el tema del «es que la comparas con Gurren Lagann» por una mención de pasada. Tampoco puedo esperar mucho.

Alguno de ustedes llegado ya a este punto.
Lástima que acabe de empezar.

 
   Y a partir de aquí la cuesta aumenta su pendiente con un tercer caso del que no puedo hacer más que repetir lo dicho. El Caso del Samurái es básicamente el resultado lógico de los dos anteriores casos: Phoenix Wright no es más que un secundario dentro de su propia serie, pues no hace nada ni sus acciones tienen consecuencia en la trama; nuestro abogado novato no pasa de ser un sujeto pasivo al que las pruebas y los testimonios le vienen solos en un caso en el que no se juega absolutamente nada y que por tanto no existe nada parecido a una acción ascendente o un clímax final.  

   Es más, aquí se puede notar otro de los mayores problemas que tiene esta serie independientemente de que sea una adaptación o no, y es que será todo lo anime que quiera pero es incapaz de no tomarse en serio. Ver un capítulo del anime de Ace Attorney se siente como ver un capítulo cualquiera de Ley y Orden; sí, puede que a veces haya personajes exóticos, pero al final del día es una trama desdibujada, aburrida y penosa que no se puede disfrutar por lo serio y dramático que es todo. Los juegos originales sabían cómo mantener el tono acorde a cada situación y los personajes, por alocados y extravagantes que fueran, sabían expresar emociones según tocara; pero aquí en el anime solo encontramos dos formas de ser: o personajes estrafalarios o asistentes a un velatorio. Y eso, amigos, no son personajes, son arquetipos.

El Caso del Samurái resumido en un gráfico que bien puede valor para cualquier otro capítulo.
Agradecimientos a @trolltski por la idea inicial.
(AMPLIAR O PASAR A UNA NUEVA PESTAÑA PARA VER)


   El Caso del Adiós sigue en la misma estela que el anterior añadiendo la sal en la herida de que, si bien El Caso del Samurái era un relleno para descansar de las tensiones de su predecesor, este ya sería el clímax de toda la temporada, así como lo fue en el juego original. Por fin se revelaría la verdad tras el Incidente DL-6, el espíritu de Mia podría descansar en paz y la relación entre Phoenix y Edgeworth podría dar un paso a mejor… O todo esto, al menos, para alguien a quien le interesaran cosas como la calidad narrativa, el desarrollo de personajes o esas patochadas. Nuestra versión anime es entonces un maratoniano vertedero de toda la exposición que la «adaptación» se saltó en su debido momento, con descarrilamientos muy locos como la aparición de Grossberg para decir lo que todos ya sabíamos, un Manfred Von Karma que parece un teleñeco o Larry Butz suplantando a Edgeworth en una patética pantomima mientras Maya roba pruebas en la oficina del fiscal. ¡PORQUE SÍ! Pero ya a estas alturas poco puede sorprender; si ni los propios guionistas dan una mierda por esta serie, ¿por qué iba a sentir nada yo?

   Pero por desgracia, la serie no terminó ahí, sino que siguió durante doce capítulos más. Y para celebrar que esta atracción nunca termina, decidieron crear su propio capítulo de relleno sobre el pasado de Phoenix, Larry y Edgeworth y sobre cómo los tres eran amigos de la infancia. De hecho, esta fue una de las grandes promesas del anime y una de las cosas con las que más se llenaban la boca los medios al respecto, sobre cómo se iba a expandir en el pasado de los tres.

   En manos competentes esto habría sido interesante, y de hecho admito que en su día estuve interesado. Pero doce capítulos de esta bazofia me demostraron que esta gente es tan peligrosa con la narrativa que un mono con una pistola. Y todo esto sin comentar que durante toda la serie se nos había bombardeado continuamente con este momento como si fuera el punto álgido de la misma: no había caso ni capítulo de la serie en el que Phoenix desarrollara unos flashbacks muy chungos de cuando de pequeño le acusaron de haber robado el dinero del almuerzo de un compañero. Pero cuando digo que tenía flashbacks, no me refiero a uno de vez en cuando o en momentos oportunos como en el de los juegos, SINO A NIVELES DE TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO.

   En cuanto a lo demás de este vil rellenuto tenemos a un Edgeworth vestido de Conan Edogawa haciendo de Repelente Niño Vicente hasta que su padre muere, es adoptado por Manfred Von Dalas Von Karma con fular y conoce a una loli que supuestamente es Franziska Von Karma de pequeña. SUPUESTAMENTE.

Tienes problemas, Japón. Tienes muy serios problemas.

 
 
   A partir de aquí empieza lo que viene a ser la segunda mitad del anime, correspondiente al segundo juego, Justice For All. Y sí, han oído bien, empezamos directamente ya en los eventos del segundo juego. ¿Alzarse de las cenizas? ¿Qué es eso? ¿Se come?

   No, ahora en serio, el hecho de que se hayan saltado Alzarse de las cenizas, el último caso canónico del primer juego es algo DE AGRADECER en retrospectiva. ¿O es que quieren ver uno de los mejores casos de toda la franquicia convertido en una triste autoparodia? Si total, del segundo juego también se saltaron el primer caso, El Caso Perdido, algo que podrían haber metido y adaptado (ahora sí) perfectamente como un caso ligerito. Pero eh, menos trabajo para mí.

   La segunda parte del anime, la fase de Justice For All, comienza en el segundo nivel, Reunión y Caso, y realmente de esto más todo lo que venga a continuación no podría decir mucho sin repetir hasta la saciedad lo que ya he expuesto arriba, pues esta segunda mitad no es más que una gratuita repetición del esquema de la primera: Phoenix Wright es un sujeto paciente al que las pruebas, testimonios y soluciones le vienen solos, los episodios son un monstruo de Frankenstein entre la trama original y las ideas descabelladas de unos señores incapaces de pensar sin cagarse encima, el tono de la serie es totalmente esquizofrénico y los personajes no son más que una triste sombra de lo que alguna vez pensó Shu Takumi que eran.

   Pero sin duda el detalle más obsceno de esta segunda parte que verdaderamente expone la incapacidad creativa de la gente de esta serie es el hecho de que todo lo relacionado a la Matagama desaparece. La Matagama, si lo recordarán, era el artefacto que permitía ver a Phoenix las «verdades ocultas» de la gente en la forma de psicocandados que solo podrían romperse con las pruebas necesarias. Si bien era un elemento jugable, también era importante narrativamente (en especial durante los eventos del último caso) y en absoluto sería difícil de animar ni dibujar una cadena etérea de mentiras y medias verdades, algo que para cualquiera sería impensable de olvidar, ¿verdad? Pero claro, la gente tras la serie no son unos cualesquiera, sino incompetentes de primera. Y ante la pereza de trabajar con elementos tan imprescindibles como estos, ¿qué mejor que cambiar los tensos interrogatorios de la Matagama por que al testigo de turno se le escapara en forma de lapsus toda la verdad como si le hubiera dado un repentino caso de síndrome de Tourette? ¡Total, si lo llevan haciendo desde el principio!

   ¡Toda una Master Class de adaptación y mimo por parte de A-1 Pictures!

¡Manfred von Dalas, el fiscal que bloquea todos tus argumentos!


   Y no podemos terminar sin antes mencionar las cabeceras y las secuencias de créditos. Porque ¡qué cabeceras! ¡Qué secuencias de créditos! ¡La crème de la crème de lo genérico y del no pillar de qué va el asunto! ¡Cualquier cliché de opening de anime shonen pasado de rosca está aquí! ¡Cualquier simbolismo barato mal hecho vive Dios que te lo restregarán por la cara! ¡Cualquier canción mediocre que no pegue ni con cola será escuchada!

   ADORO cómo alguien puede desperdiciar un lienzo creativo tan grande como una cabecera de anime en una serie de una franquicia que puede presumir de inteligente. ME ENCANTA cómo en una época en la que tenemos series que se matan por ser auténticos portentos audiovisuales y narrativos ya en sus secuencias de apertura haya alguien que prefiera no esforzarse y abrazar la mediocridad. AMO que ante todos los simbolismos y referencias que se pueden meter basándose uno en la franquicia Ace Attorney alguien haya decidido meter girasoles como único elemento simbólico porque fue con lo que soñó la última vez que esnifó una botella de Super Glue entera antes de la tormenta de ideas de qué meter en el opening.

   Maravilloso todo.

   Muy mágico. 

   Excelsamente eroticofestivo.

Por el amor de esa mujeeeer
Somos dos hombres con un
Mismo destinoooo...


   En resumen: Gyakuten Saiban: Sono «Shinjitsu», Igiari! es un ejemplo perfecto de cómo NO hacer un anime. Y no me refiero a adaptar un juego (que TAMBIÉN), sino a cómo no llevar una trama, cómo no insultar a tu audiencia, cómo no dibujar una serie de animación y mucho menos animarla, cómo no dejarse llevar por la pereza y la mediocridad y cómo no fabricar un producto derivado de una franquicia sin haberse informado uno en plena era de la información.

   Esta serie no es una serie, es un delito, un crimen cometido con nocturnidad, dolo y alevosía, un despropósito mal hecho con toda la seriedad (valga la redundancia) del mundo y sin ánimo de ironía o autocrítica.

   ¿El veredicto? Está muy claro.