sábado, 14 de marzo de 2015

Odio La Lego Película. Y eso es fabuloso.

«Cuando todo el mundo sea “súper”, nadie lo será».
Síndrome, Los Increíbles.

   Una vez más voy a ser claro desde la primera línea: no me ha gustado La Lego Película. ¿«No me ha gustado»? No, eso es quedarse corto. 

   He detestado La Lego Película

   He odiado La Lego Película

   He EXECRADO La Lego Película.

   Desde el primer chiste malo hasta el último segundo de los créditos (SÍ, SOY DE ESOS), lo único que he deseado ha sido que toda la gente involucrada con este crimen cinematográfico acabase pisando descalza un bloque aleatorio de la compañía danesa. Y ni siendo consciente del terrible dolor al que podría exponer a todas estas personas, este jamás se parecería un mínimo al que he experimentado yo con cada chiste forzado, con cada referencia pop desfasada, con cada muestra de incompetencia narrativa o con cada ejercicio de hipocresía en que las «moralejas» de esta película se convierten.

   Agárrense: vienen curvas.

   Huelga decir que yo desde el principio no esperaba nada bueno de esta película, pues ya los tráilers me mostraron sin tapujos lo que me iba a encontrar: sketches de los malos, infantilismo, referencias manidas y gratuitas haciéndose pasar por chistes y… «AY, FRIKI CABREADO, NO TIENES NINGÚN DERECHO A CRITICAR ESTA PELÍCULA PORQUE YA IBAS CON UNA MENTALIDAD NEGATIVA», se apresurará un simiesco putifan a defenderla sin siquiera dejarme terminar esta línea con «… y me permitió predecir el putifanismo genuinamente descerebrado que esta película iba a desatar». Como ven, no me equivocaba.

   ¿Mi único error? Verla a pesar de todo. Y sí, mi indignado, sagaz e irritado fanático, no esperaba nada bueno de ella. ¿Es acaso sinónimo de que iba a buscarle conscientemente errores para destriparla por aquí? ¡En absoluto! De hecho, tonto de mí, le quise dar el beneficio de la duda por si la estaba prejuzgando malamente. Y Emmet heme aquí.

   Así que si por algún casual te ofenden las opiniones contrarias a las tuyas, te sugiero abandones de inmediato este blog antes de seguir leyendo y te enfrasques a escuchar tu queridísima Everything is awesome (a la que también daré de palos) mientras te abrazas a tus muñequitos de Lego y repites hecho un ovillo la letra de la canción una, otra y otra vez. Total, ¿no es esa la finalidad de la letra, el negar todo tipo de subjetividad, el autoengañarte pensando que «todo es fabuloso» cuando precisamente eso no es verdad?

   Pero si es una crítica «objetiva» lo que quieres, te sugiero que te pases por aquí y leas el texto en gris abajo del todo haciendo los cambios pertinentes para adaptarlo al contexto de La Lego Película. Creo en ti. ¡Puedes hacerlo tú solo! Recuerda: eres especial :)

«¿Quién es especial...? ¡Exacto! ¡TÚ eres especial!».


   Los demás pueden bajar al resto de esta entrada como si nada hubiera pasado.

   En primer lugar, esta película comete el gran error que toda película infantil, para todos los públicos comete: tratar a sus espectadores como si fueran subnormales. Aunque viendo cómo se comportan ciertas personas con la edad suficiente como para tener las zonas erógenas llenas de pelo, no me extraña. ¡Pero incluso así! 

   El público, señores de las películas, no es tonto por mucho que cierta parte del mismo demuestre lo contrario. Niños o adultos, si pueden ir a ver una película de muñecajos con una trama más simple que el mecanismo de un chupete, no teman porque no se van a perder, no van a necesitar que les repitan quinientas veces todos los conceptos una y otra vez durante toda la película (¡Te miro a ti, Christopher Nolan!). Porque esto es lo que hace La Lego Película: te hará aprenderte, a la fuerza si hace falta, los conceptos del mundo, el nombre y la función del súper arma del villano y la trama de la película en sus no pocas recapitulaciones cada cinco o diez minutos.

 Les presento El Juego de beber de La Lego Película: Pegue un trago cada vez que repitan los conceptos «Megapresi es en realidad Megamalo», «Megamalo quiere acabar con el mundo» o «el Kragle de Megamalo acabará con el universo tal cual lo conocemos» y sus variantes. 
Protip: hagan testamento previamente.


   Pero vamos a lo importante, que hay mucha mierda que denunciar: la película gira en torno a Emmet, un muñeco genérico de Lego que no logra encajar en el mundo a pesar de ser un tipo majo y que trabaja en la construcción de una metrópolis. Un día, su perfecto mundo se desploma de una forma más literal que figurada cuando se queda pegado por error a un bloque misterioso conocido como el Bloque Maestro y es salvado de la policía del régimen (SÍ, COMO LO LEEN) por una chica llamada Super Cool (SÍ, COMO LO LEEN).

   Super Cool forma parte de una resistencia dirigida por el mago Vitruvius que, ojo al dato porque esta trama JAMÁS se ha escrito en ficción, lucha contra el imperio maligno de Megapresi/Megamalo (Lord Business en la versión original. La sutileza ahí, A TOPE, como ven) y necesita la ayuda de Emmet porque resulta ser El Elegido™ que acabará con el pérfido régimen de terror del villano con ayuda de un grupo de amigos a cada cual más único y especial Batman (SÍ, COMO LO LEEN).

   De hecho, este es uno de los mayores problemas que tengo con esta película: el puñetero Batman. El metraje es descarado en este aspecto y no oculta en ningún momento que se iba a aprovechar del rebufo de la trilogía de El Caballero Oscuro, que dejó a millones de personas esperando a ver qué sería lo próximo que hicieran del cruzado de la noche.

«¿Me sacáis de El Caballero Oscuro para ESTO?».


   Pero este no es el Batman que todo el mundo esperaba. Oh, no… De hecho, este Batman es menos Batman incluso que el de la trilogía de Nolan (SÍ, COMO LO LEEN HE LLEGADO A ESE EXTREMO). Este Batman es un payaso, un chupacámaras que desde que aparece por primera como el enésimo deus ex machina de esta película allá por su primer tercio no hará otra cosa que ser fuente de situaciones que solo pueden ser descritas como «carnaza de tráiler». Sí, ya saben, esas situaciones y líneas que no tienen relevancia alguna en la película y que dentro de contexto son hasta extrañas pero quedan muy bien de poner en el anuncio como el gancho para que la gente se interese por ella. En pocas palabras, Batman ES el verdadero protagonista de esta historia. Y es tan capaz y tan pluscuamperfecto en todo que empiezo a sospechar que el guion corre de parte de Frank Matamoros Miller.

   Y créanme si les digo que gran parte de la gente que ha ido a ver La Lego Película ha sido por este chuloputas con disfraz de murciélago. Su aportación es NULA: su papel podría haber sido rellenado por cualquier otro personaje, original o cameo (que es de lo que se compone el noventa por cierto de este plantel, por cierto), y el resultado habría sido el mismo. Pero este es el tipo de film que está analizado al dedillo con esquemas y gráficas de estudios de audiencias en la mano, otra cosa que ya mencionaré más adelante.

Por cierto, otro juego de beber cojonuten: el de los deus ex MACHINAZOS que se pega esta película cada vez que los guionistas no saben cómo resolver conflictos.


   De hecho, NINGUNO de los personajes que hacen cameos aquí es como debería ser: son todos histriónicos, infantiles y solo sirven para lanzar alguna mala pulla sobre su nombre o el canon al que pertenecen. ¿Aportación a la trama? De nuevo, cero, nada, materia oscura de Sefirot. Están por la referencia barata y la autopublicidad.

   Es más, voy a ir un paso más allá y decir que precisamente gran parte de los personajes del bando de «los buenos», no solo no aportan nada, sino que son terribles personas incluyendo los cameos, lo que lo hace más sangrante. Durante toda la película nos presentan a los miembros de la resistencia como una gente amante de la libertad y la creatividad que siempre es agradable y auténtica en vez de ser unos descerebrados superficiales y falsos que sonríen solo por norma como el resto de la sociedad de Megapresi. ¿Y qué ocurre al final cuando los conocemos? Que eso es MENTIRA.

   Personajes tan queridos como valerosos para la cultura popular como Superman, Dumbledore, Gandalf o Milhouse abandonan las personalidades que les hicieron destacar del vasto océano de la ficción para convertirse en unos inútiles, en unos quejicas y en una gente extremadamente desagradable. ¡Más incluso que los malos a los que tenemos que detestar!

   Pero eso no se limita a los personajes secundarios o a no-Batman, pues Super Cool, la heroína, la joven valerosa a la que hay que querer por desafiar ella sola al totalitario imperio de Megapresi/Megamalo es increíblemente superficial, condescendiente y faltona, sobre todo hacia Emmet. Se supone que es una chica que destaca tanto por su valentía como por sus habilidades imaginativas a la hora de construir, pero esto último solo hace acto de presencia una vez al principio de la película. Durante el resto de la misma, Super Cool podría ser sustituida por una planta en una maceta, pues sus únicas aportaciones más allá de ser una fuente de desprecios contra Emmet y un obligado token femenino son hacer bulto al fondo de la pantalla y comportarse como una matona.

  Y la forma que tiene de tratar a Emmet porque resulta que este resulta ser un muñeco genérico sin nada especial es horripilante, pues cuando ella piensa que es El Elegido™, todo son morritos, voces suaves y caritas sugerentes; pero cuando la verdad sale a la luz, lo dicho: desprecios, sarcasmos continuos y un enfermizo empeño por emascular al insignificante obrerete en comparación con su novio... Batman (lo cual explica muchas cosas por aquello del «Dios los cría»)

   ¡Pero qué zorra más desagradecida e interesada estás hecha! Solo por eso la rebelión merece ser APLASTADA por el establishment.

¡¿Cuántos juegos de beber más se pueden sacar?! Esta vez echen un trago cada vez que alguien enumere sets famosos de Lego. ¡Y no, no me hago responsable de ningún coma etílico, cirrosis o cáncer de hígado!


   Y SÍ, soy consciente del gran plot twist, del condenado giro de tuerca en el que consiste realmente la película y por la que algún guionista o directivo habrá empezado a revolcarse entre sus heces nada más ocurrírsele la idea mientras grita lo listo y genial que es. ¿Atentos? Porque este es un spoiler de los gordos. De hecho, es tan gordo como yo original, para que se hagan a la idea: toda la aventura es obra de un niño que está jugando con los personajes pero lo vemos desde el punto de vista de estos. ¡Guau! ¡La originalidad por la estratosfera!

   Pero a lo que me refiero es que, y en esto me detendré más adelante, eso de tener a personajes que hagan de cameos comportándose como auténticos subnormales «porque es que todo lo está imaginando un niño» es la excusa más mala y barata que he oído nunca desde que Shuya Nanahara justificase el terrorismo como «una guerra contra los adultos por los niños que sufren» a sus dieciocho añitos de edad. Es un intento de carta blanca de los guionistas para ocultar su incompetencia a la hora de caracterizar personajes. Es tan mala que la pondré junto a su hermana «es una peli para niños, no le busques el sentido».

   Y esto me enfada. Me enfada porque el que algo sea infantil o resulte ser un juego de niños no es cortapisa para no esforzarse en algo o tratar a su audiencia como inteligente. Apelar al más bajo común denominador siendo un guionista, director, productor, escritor, LO QUE SEAS, es deleznable, totalmente recriminable. Y más si te atreves a cobrar entradas para ir al cine a ver las bazofias que haces.

   El niño no es excusa. No es excusa porque YO TAMBIÉN he sido niño, yo también he jugado largas horas con mis cosas de Lego y mis clics de Playmobil tanto con aventuras originales como adaptando escenarios de películas y videojuegos. Y jamás, JAMÁS, se me ocurrió, dentro de los límites que pudiera tener siendo tan pequeño, coger personajes que sacaba de un canon y convertirlos en poco menos que en unos payasos. ¡Y yo he hecho que Solid Snake se enfrentara a Apocalymon en el centro de la Tierra! ¡Y aun así esa absurdez tiene más dignidad que lo que nos intentan colar aquí por «trama»! Porque mientras esto último es un verdadero ejemplo de imaginación infantil, las fantasías del crío de la película son lo que una junta de directivos cuarentonces o cincuentones PIENSAN que es como juegan los niños de hoy en día.

   Pero si mi testimonio personal no basta, entonces utilizo una de las, supuestamente, mejores películas de animación de todos los tiempos, y que TAMBIÉN resulta que tiene que ver con juguetes: Toy Story. En ella vemos a un niño pequeño de la misma edad (o tal vez menos) que el retaco de La Lego Película jugando con sus juguetes. Y aunque sus historias sean, cuanto menos, extravagante, AL MENOS es una forma de jugar con la que cualquiera podría identificarse. 

  «Ser infantil (o un niño) no es lo mismo que ser retrasado», ese era uno de los mensajes de Pixar para el mundo del cine en aquella obra. Pero claro: la diferencia está en que mientras los del estudio del flexo querían contar una historia imaginativa sin faltar al espectador con ello, la peña tras Lluvia de Albóndigas quería apelar gratuitamente a la nostalgia y a las referencias pop.

Jamás llegué a pensar que defendería en algo este bodrio sobrevalorado gran proyecto de animación.


   Y no me alejo de este tema porque esto también lo quería tocar: el thumor. ¡OH, DIOS, EL THUMOR! ¿Se acuerdan de lo que mencioné arriba sobre los estudios de audiencias? Esta es su faceta más descarada, un humor «de manual», un humor que parece sacado de una encuesta, un humor por el que hayan contratado a un consultor (SÍ, COMO LO LEEN, LOS CONSULTORES DE HUMOR EXISTEN).

   No hace falta que se hagan los despistados o que hagan como que no saben de lo que hablo. A lo mejor con estas palabras no, pero ustedes lo han visto en muchas partes, en especial en series y películas hechas a medida para gustar al mayor porcentaje de una audiencia: ese humor basado en diálogos y situaciones que las que ocurre algo que en la mente del guionista se define como «gracioso» y la película se detiene en seco unos segundos esperando las risas y los aplausos del público. Básicamente, humor de sitcom, el de las malas sitcom; el de las risas enlatadas y pausas para que el público ovacione hasta que el letrero luminoso se apague.

   Ni una sola vez encontrarán en La Lego Película un solo «««««chiste»»»»» al que no le siga una pausa en blanco en la que se supone que el público tiene que reírse como hienas intoxicadas con óxido nitroso. 

Ya saben qué es lo que hay que hacer. Ah, y dos tragos si el que realiza el chascarrillo es Batamantaman.


   Y esto solo empeora cuando resulta que todas y cada una de las «chanzas» no van más allá de repetir clichés una y otra vez (tipo personajes lamentándose con «esto no puede ir a peor» para que las cosas vayan, efectivamente, a peor), alargamiento de gags, chistacos más recurrentes que los capítulos de Los Simpson en Antena 3, intercambios de frasecitas cargantes y gratuitérrimas referencias pop. 

   «Ya te whatsappearé», se despide Batman de Super Cool mientras se larga con Han Solo, Chewbacca y los androides en un Halcón Milenario que ha salido literalmente de la nada porque JUSTO tiene una pieza que los protagonistas necesitaban de cara a que el Murciélago se la robe. «Esos tíos son unos muermos, solo juegan a las damas y la bola de pelo se cabrea cuando pierde», explica El Caballero Mongolo Oscuro de negro cuando aparece de nuevo ante el grupo con dicha pieza, condenando a sus ocupantes a ser devorados vivos más adelante. ¿He dicho ya que la muerte existe en esta película?

   Bravo. Simplemente bravo. Porque no he visto un guion tan perezoso ni uno tan desesperado en tapar su incompetencia con referencias menciones directas desde que vi la puñetera Scott Pilgrim contra el mundo. Y sin embargo, La Lego Película la supera en que, incluso cuando son los niños los que tienen que pillar las desvergonzadas referencias, fracasan en lo obvio, que es que sea algo que recuerden. Porque no podría aparecer un Darth Vader para hacer el ridículo con un malentendido que involucre la frase «Luke, yo soy tu padre», no. Tenían que hablar de una escena de la que probablemente solo los adultos recuerden, y a veces ni eso, lo cual explica por qué a los que han dejado morir han sido precisamente a estos personajes en vez a alguien quien se lo mereciera más y que por ende tuviera más sentido, como por ejemplo... no sé... EL JODIDO EMPERADOR PALPATINE.

   ¡Las maravillas del guion que busca la aprobación de porcentajes en la audiencia, señoras y señores!

Y a ti ya te llegará el turno, no te preocupes, porque las más de veinte páginas de Word que me ha ocupado esta reseña PALIDECEN de todo lo que podría escribir sobre ti.


   Oh, pero esto no acaba aquí. ¡Ni mucho menos! Espero, querido putifan, que no hayas llegado hasta este punto de la reseña y que estas líneas las esté escribiendo en vano, pues de lo contrario me parece que te he quitado diez años de vida de un plumazo… y aún me queda cuerda para rato. Ah, por cierto, no me hago responsable de las enfermedades cardiacas de las que ahora serás pasto, al igual que tampoco me hago responsable por quien vaya a tener un mal viaje de alcohol tras probar los juegos que propongo en mi crítica: tú mismo te lo has buscado haciendo caso omiso a mis advertencias; no he obligado a nadie hacer nada.

   Y si la gente con neuronas funcionales que me lea sigue aquí, entonces tomen aire porque AHORA es cuando me voy a sumergir en LO PEOR. 

   SÍ, esto ha sido el calentamiento.

   Como ya comenté antes, resulta que Emmet es El Elegido™, un ser legendario que cumplirá con La Profecía y salvará al universo del Kragle de Megamalo. Pues bien, la verdad es que no me importaría esta trama en absoluto al ser una película a la que no le iba a pedir mucho (a pesar de esa regla no escrita de que todas las películas asociadas a una franquicia infantil tienen que tener una historia ENORME), lo cual no deja de ser irónico cuando una de las moralejas principales de La Lego Película es «sé original, explora tu creatividad y mata a los primogénitos». Bueno, no. Lo último no. No sé. Como uno de los puntos fuertes de esta película es contradecirse, pues...

   Sin embargo, una de las grandes revelaciones de esta película es que La Profecía™ no existe, sino que es un invento del propio Vitruvius para… esto… ehm… ¡Vamos, que es mentira y Emmet no es tan especial como le hacen creer! Al parecer, resulta que el protagonista es tan genérico y mediocre como la película nos lo presenta y hace ver, lo cual es uno de sus mayores temores, que es el no encajar (¿lo pillan? ¿«Encajar»? ¿Porque es una película de Lego? ¡EL HUMOR! *Se estropea la máquina de las risas enlatadas y hace el ridículo*). Y esto supone un gran trauma para nuestro «héroe»… excepto que no porque la película no tiene una mínima noción de consistencia.

   Desde el momento de la aciaga revelación hasta el final, La Profecía™ existirá y no existirá según le dé la esquizofrenia al guion, siendo Emmet El Elegido™ pero luego no aunque al final resulta que sí para luego le digan de nuevo que no y al final, sin embargo, técnicamente esta se cumpla. ¡Así no se escribe una profecía ni se caracteriza a un elegido de nada!

   Comparémoslo, por ejemplo, con la primera película de Matrix. En ella El Oráculo le dice a Neo que él NO es El Elegido. ¿Pero acaso eso afecta a lo que hace al final? Probablemente no, pues acaba salvando a la humanidad. ¿Significa que la profecía era falsa? Tampoco, pues no solo es un ciclo vicioso dentro del mundo virtual, sino que además la duda ayuda a Neo a superar sus limitaciones. La duda, ese trágico «no eres quien todo el mundo espera» tiene un propósito definido, explorado y trabajado. El hombre supera sus temores, efectivamente superándose a sí mismo, y ello permite que la humanidad se salve de la aniquilación.

   Por el contrario, en La Lego Película, Emmet no es más que una marioneta, un muñeco (esta vez sin intencionalidad en el chiste, ya me he cansado), alguien que resultó llenar el hueco de una profecía que podría referirse LITERALMENTE a cualquiera al tratar sobre un personaje tan genérico como CUALQUIER OTRO personaje de Lego y siendo tan generalista como decir que un día todos moriremos. Él pasaba por ahí y estuvo presente cuando esa defectuosa premonición se cumplió. Punto.

   Y esto a su vez nos lleva a dos nuevas ramificaciones en mi crítica. Y de verdad, quiero irme a la cama porque llevo tres horas escribiendo esto y ya es muy de madrugada. ¡Estoy empezando a ver el amanecer cuando esta crítica la empecé a las doce de la noche! ¡¡¡Y todavía me queda fuelle!!! 

Juro por Dios que no sentía tanta bilis desde que escribí sobra la puta Kill la Kill, ¡y alguien se ha preocupado por hacer sus propias creaciones de Lego al respecto!

   La primera es que Emmet es un protagonista pasivo: no aporta NADA a la trama. Los demás personajes son los que llevan el peso de la acción y los que lo hacen todo mientras él no hace nada más que sobreactuar y ser vergonzosamente patético. ¡Pero eh, es El Elegido™, «es la persona más interesante y especial del mundo» [sic.]!, algo que se acaba creyendo cuando la fantasía en la que vive acaba por cobrarse su cordura. ¡Ya sabéis, niños, autoengañaros pensando que sois algo que no sois es bueno! ¡Querer es poder por imposible que sea! ¡Sois especiales todos y cada uno de vosotros!

   Y la segunda es JUSTO esa obsesión por mostrar a Emmet como alguien especial sin siquiera pretenderlo, como alguien que descubre su genialidad por accidente. Sin embargo, su mayor virtud es su mediocridad (de nuevo, otro argumento por el que La Profecía™ y El Elegido™ son las mayores falacias de esta película). Él no evoluciona en absoluto, se queda tan estancado en su propia normalidad como al principio de la película, y peor es que JUSTO en los momentos en los que se cree El Elegido™ ninguno de sus planes funciona. ¿EN QUÉ QUEDAMOS?

   Ay… si solo fuera eso… Porque precisamente es la facilidad de esta película de hacerse la picha un lío uno de sus mayores defectos. Y esta vez entramos en el metaconcepto, en el mundo real: el jodido niño.

   Como ya desvelé, la historia de La Lego Película no es más que la fantasía de un niño que vemos desde el punto de vista de los juguetes. Sin embargo, esto toma un perturbador cariz cuando resulta que Emmet (y por extensión el resto de las figuras de Lego. ¡Y quien sabe si el resto de juguetes del mundo!) está vivo y es consciente de todo, llevándonos a una dañina paradoja entre cuestionarnos hasta qué punto es real o hasta qué punto todo es imaginado. Emmet en el mundo real puede llegar hasta a moverse, y de hecho el niño tiene una especie de vínculo psíquico-afectivo con el héroe de plástico. De mear y no echar gota.

¡Hasta la jodida Foodfight tiene unas reglas más consistentes y es hasta menos descarada a la hora del product placement!


   Pero de nuevo, este embrollo del mundo real solo sirve como una nueva forma de intentar arreglar como se pueda la poca trama de la película de la forma más desesperada posible (muy FAN de ese canuto de cartón con purpurina pegada y un cartel con la inscripción «portal mágico» escrita con ceras para «devolver» a Emmet a su mundo) y explicar dos cosas importantes: la primera que el infame Kragle es un pegamento industrial utilizado por el padre del chaval para pegar sus maquetas para el que el Bloque Maestro resulta ser su tapón (DE NUEVO, ahora voy a ello) y las motivaciones de nuestro detestable dictador Megamalo. ¡LO VAN A FLIPAR!

   Resulta que el padre del chavalín es un ávido coleccionista de sets de Lego y cada uno de los distintos mundos que vemos a través de la película no son más que maquetas que él ha construido, tomándose tan en serio su afición que no quiere que su hijo toque nada porque tiene la costumbre de desmontarlo todo y romperlo, motivo TAL VEZ por el cual, el hombre, hasta los cojones, haya tomado la sabia decisión de pegar sus maquetas con pegamento industrial de cara a la siguiente incursión de este Bin Laden de ocho años.

   Pues bien, la película toma un amargo giro y nos muestra sin tapujos su posicionamiento al respecto: el padre es el auténtico villano de toda la película. El odio y el rencor que siente el niño hacia su progenitor le ha llevado a crear en su imaginación un detestable y sádico villano que gobierna con mano de hierro el universo, estando dispuesto a destruir cualquier rastro de individualismo y libertad. O sea, Hitler versión Lego (SÍ, LO QUE LEEN). Ojalá me lo estuviese inventando.

   Y si Megapresi/Megamalo es «Hitler versión Lego», ¿qué papel ocupa el padre? La respuesta es tan sencilla como impactante: el padre es el mismísimo Satanás. ¡EXACTO! La película literalmente DEMONIZA al pobre hombre solo porque no le gusta que su hijo se dedique a estropear sus colecciones teniendo él una caja entera de cosas de Lego (pero en fin, el niño le ha salido tocapelotas en ese sentido, qué se le va a hacer… aparte de darle una buena guantada para quitarle la tontería). Durante parte del metraje el niño es representado como Dios. ¿Y quién es el opuesto de Dios? ¡Eso es, Laura Gallego Satanás!

Y ojo, que a pesar de todo, las reacciones del padre no van más allá de una educada molestia. Llego a ser yo, me quitaba el cinturón y le ponía al nene el culo como la bandera de Reino Unido. ¡Conmigo sí ibas a tener razones para odiarme, niñato!


   Desde este momento, la película no tarda en convertirse en un combate dialéctico cargado de bilis, una suerte de Kramer contra Kramer paternofilial en el que el cada-vez-más-hostiable niño increpa a su progenitor para que deje de coleccionar juguetes con falacias tipo «en la caja pone que “de ocho a catorce años”», «[los legos] están hechos para usar la imaginación» o «[es un juguete porque] lo compramos en una juguetería». ¿Pues sabes de quién ha salido el dinero, maldito retaco? ¡De tu padre! ¡Y tú tienes una caja entera para jugar! Pero estás TAN malcriado que tienes que hacer un drama porque tu papá no consiente que juegues con sus maquetas, porque eres así de caprichoso.

   Pero eh, la película ya se ha posicionado por un bando y la audiencia tiene que hacer lo mismo: el padre es PEOR QUE EL DEMONIO y los legos están hechos para jugar con ellos como uno quiera excepto si tu forma de jugar es tenerlos de exposición para disfrutar de su vista. Si haces eso último, automáticamente eres el Hitler de los juguetes.

   Y lo mejor de todo es que la cosa no acaba ahí. No, señor, porque La Lego Película es cruel, oscura y retorcida, y tras la infantil rabieta de su hijo, el padre descubre la figura de Megamalo. Su rostro compungido y desencajado nos refleja que acaba de darse cuenta de lo peor: su hijo le odia con todas sus fuerzas.

Este es el rostro de un hombre destrozado. Esta es la cara de alguien que ha comprendido que los pokémon no están hechos para luchar legos no están hechos para ser coleccionados.


   Al final, el odio, las mentiras y el rencor salvan el día. Porque esa es otra: en ningún momento el poder del amor, la amistad o simplemente la reconciliación o la autosuperación hacen acto de presencia. De hecho, para ser una película que debería tratar justo sobre el poder de la imaginación para superar todos los obstáculos, hay una excesiva violencia. 

   Todo en este orwelliano mundo de Lego acaba por convertirse en un arma. Y la violencia, la anarquía y el caos son lo que triunfa: personajes enteros, de hecho, están diseñados para dar esa impresión, siendo el más notorio la Princesa Unikitty, una triste parodia de cosas cuquis y diabéticas que en ciertas ocasiones saca a relucir una personalidad oscura, y es en la batalla final cuando sucumbe a la misma, convirtiéndose en un monstruo que tritura a sus víctimas entre sus colmillos.

   Y si no, directamente tenemos a Emmet, El no-Elegido™, quien acaba obteniendo superpoderes de la nada «porque total, ya pa'qué si quedan apenas cinco minutos de película y hay ganas de cobrar mi sueldazo de guionista» con los que ARRASA con todo lo que pilla a su paso. Luego pierde contra Megamalo pero no pasa nada porque al mismo tiempo el padre del mocoso del mundo real acaba por darse cuenta de las atrocidades que ha cometido, eliminando así la gratuita villanía de Megamalo y probablemente ahorcándose después cuando tenga un momento de soledad.

   Pero ni siquiera la cosa acaba aquí. No, pues La Lego Película es el Jigsaw de… eso, de las películas, y te da un breve instante de esperanza para aplastarlo con una nueva tortura, esta vez en la forma de una condición del Hitler padre a su hijo si quiere heredar la colección de este: que deje jugar también a su hermana. Al niño le da un síncope en pantalla, la música se tensa y de repente el mundo de los juguetes se ve invadido por una legión de figuras de Lego Duplo que anuncian sus intenciones de aniquilar a sus habitantes. Porque si está mal que tu padre no juegue con sus figuras y tú te pongas a tocar sus cosas, es PEOR que otra persona juegue con las suyas como quiera y toque las tuyas. ¡Toda una lección de hipocresía para llevarnos a casa! 

   Por cierto, los legos abandonados para acabar cogiendo polvo en la caja de adornos de Navidad bien, ¿no?

Y pensar que mientras esta película ha obtenido con el tiempo una infamia mundial por sus contradictorias «moralejas», la gente quería que La Lego Película triunfara en Los Oscar…


   Y aun así, con la película acabada, AÚN me quedan cosas por criticar, en especial el puñetero tema de Everything is Awesome, el cual podemos sufrir en los créditos. Y créanme, lo meto como guinda porque lo he FLIPADO con esto.

   Everything is Awesome (Todo es Fabuloso en español) es a simple vista una canción feliz sobre la amistad y el compañerismo. Pero nada más lejos de la realidad, pues su letra ensalza un optimismo vacuo que aboga por la falta de criterio e individualidad increíblemente oscura que acredita al mundo de La Lego Película como un genuino totalitarismo de la talla del de Huxley; es algo tan sutil y oscuro que parece digna de ser cantada en South Park como una dura crítica social. De hecho, RECONOZCO que ese toque me ha gustado debido a que resume a la perfección las mecánicas sociales de este mundo, un mundo que se regocija en la carencia de la personalidad, en la vacuidad, el confort absoluto, la comida rápida, el consumismo y la televisión basura.

   Era una apuesta arriesgada incluso a pesar de que estemos hablando de una crítica anticonsumista en una película cuyo nombre incluye el de una de las multinacionales más grandes de todos los tiempos. Y de hecho, ¡ni siquiera me importa! Sin embargo, el cartón se les vio a los del metraje cuando empezaron a utilizarla como tema prácticamente para todo, especialmente como la canción principal de créditos. LA CANCIÓN PRINCIPAL DE CRÉDITOS ES UN CANTO CONTRA TODO LO QUE HAN LUCHADO LOS PROTAGONISTAS. ¡ES CELEBRAR LA LIBERACIÓN DE ALEMANIA EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL CANTANDO EL HIMNO NAZI!

Los huevos los tenéis ASÍ.


   Y cómo no, la GRAN legión de descerebrados de siempre, aquellos por los que siguen existiendo a día de hoy películas que tratan a su público como subnormales perdidos, decidieron convertir Everything is Awesome en una oda al optimismo. Sin ironía. ¡Sin sarcasmo! Estos… seres (porque me niego a llamarlos «humanos») son JUSTO la gente vacua, vanidosa y desagradable de la que hace burla esta película… y ellos no se dan ni cuenta: son JUSTO las masas aborregadas que una sociedad como la de Megamalo requiere para funcionar.

   Y les encanta.

   Así que, por favor, si conocen a alguien así, pídanle con toda la amabilidad del mundo (o sin ella) que no tengan hijos, que abandonen la piscina genética en pos de la mejora de nuestra especie. Porque precisamente gente como esa da miedo. Mucho miedo. Porque son esas mismas masas carentes de autoconsciencia las que también votan cuando hay elecciones.

   Pero el caso, y resumiendo mis pensamientos, es que La Lego Película es un completo insulto. Visualmente es FEA, con una animación por ordenador que podría ser superada por cualquier vídeo aleatorio de legos en Youtube; sus personajes son vacuos y completamente desagradables, el humor utilizado da auténtica vergüenza ajena, todo está calculado al milímetro para gustar a porcentajes en vez de a personas, la duración está inflada de relleno, la consistencia argumental brilla por su ausencia… y las moralejas no solo son innecesarias sino que además son HORRIBLES, amén de ser TAN INSINCERAS que la película directamente CONFIESA que las sacaron de posters motivacionales que se pueden comprar en los chinos (SÍ, COMO LO LEEN): desobedece todo tipo de reglas, odia a quien te moleste mínimamente hasta hacerle sentir como un monstruo; miente, rebájate y manipula para conseguir lo que quieres. Y recuerda: tú eres especial, y el de la butaca de al lado también es especial… ¡Todo el mundo es especial! Y si no lo eres, autoengáñate y desea serlo con más fuerza, pues si las cosas no salen como tú las querías es que no lo has deseado lo suficiente. ¡Querer es poder!

   Querer será poder, sí, pero me parece a mí que por mucho que quiera no podré olvidar tan fácilmente este montón de mierda.

   ODIO La Lego Película.


   Y eso es fabuloso.

Las piedras las espero a la salida.

13 comentarios:

  1. Me parece muy bien que no la hayas entendido, pero veinte páginas de word para demostrar tus problemas de comprensión son demasiado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Guau, dos semanas han pasado desde lo del Bóinez y todavía sigues aquí. No sé si es dedicación o retraso, pero gracias por la visita.

      Nos leemos.

      Eliminar
    2. Era el comentario mas sencillo y mas acertado que hubiera esperado sobre este amasijo de lineas de esta pseudocritica Victor. No dice nada, no entiende la lectura tan sencilla que mas allá se una comprensión con atisbo de innecesaria hermenéutica tiene. Es como que intenta colocar una sencilla película de entretenimiento en la filmografia de Coppola.

      Eliminar
    3. Era el comentario mas sencillo y mas acertado que hubiera esperado sobre este amasijo de lineas de esta pseudocritica Victor. No dice nada, no entiende la lectura tan sencilla que mas allá se una comprensión con atisbo de innecesaria hermenéutica tiene. Es como que intenta colocar una sencilla película de entretenimiento en la filmografia de Coppola.

      Eliminar
    4. ¡Guau! ¿Tienes un diccionario en casa? ¡Yo también! Debemos de ser como... ¡hermanos! :D

      Eliminar
    5. ¡Ah, y gracias por tanta pretenciosidad! Me he reído mucho y hasta me ha dado para meme y todo xd
      https://twitter.com/Eric_Wiseman/status/748801532137644033

      Eliminar
  2. ¡Al fin alguien que piensa como yo!
    Esa película es una de las peores creaciones dentro del séptimo arte (a su lado películas "infantiles" como "Un gran dinosaurio" quedan relativamente decentes). En general la trama no aporta nada, tiene una animación floja, ¡LA CANCIÓN ES HORRIBLE EN TODOS LOS SENTIDOS! (la cual funciona como una oda a un mundo conformista que, como rebaño cualquiera, no necesita pensar ya que otros lo dirigirán y al final se debe festejar porque "Todo es increíble") y el mensaje que otorga a los espectadores es realmente conflictivo en todas las edades (sean adultos o niños), dejando de lado esa "tentativa de superación" que quisieron darle a Emmet y que fracasó miserablemente.
    Tal vez alguno intente justificarlo con la típica de que "es una película infantil" pero incluso esa excusa barata pierde fuerza ante el hecho de que —pese a ser una producción para infantes— el trabajo realizado no cuenta con una lógica básica y es mediocre en general, algo que —sin importar nada— un espectador común (y menos un infante) merece.
    En fin, sólo fue un barato (y mal pensado) intento por atraer consumidores de los "juguetes"...
    Sin embargo, tengo la certeza de que un grupo de monos encadenados hubieran hecho un mejor trabajo que los guionistas de la mal llamada "película" de Lego.
    Ten un buen día...

    ResponderEliminar
  3. Simplemente OK. A mi me gustó y a vos no OK.

    ResponderEliminar
  4. Al ver esto, me hizo reflexionar....¿¡QUE MIERDA ESTOY DEJANDO QUE MI HERMANITO VEA EN LA TELE?!

    ResponderEliminar
  5. De parte de Ultraliga que poco basado la verdad, ya deje de ver chingaderas de niños mijo y pongase a trabajar en mano de obra
    Saludos!!

    ResponderEliminar
  6. Ristar The Shooting Star24 de abril de 2022, 22:12

    Aquí hay mas arena que en la playa

    ResponderEliminar
  7. Aunque la media de LEGO siempre fueron parodias infantiles de personajes famosos, como los juegos de Star Wars o Señor de los Anillos que hacian muchas de esas cosas.

    Y tambien esta el hecho de que el mensaje es mas sobre ser creativo y dejar que los niños disfruten. Cosa que no se me hizo tan mala. Igual si estoy de acuerdo con que me sigue gustando mucho mas Toy Story.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ah, y se me olvida, la animacion fue hecha haci proposito para parecer un Stop-Motion con LEGOs.

      Eliminar