sábado, 29 de marzo de 2014

Kill la Kill: EL PEOR ANIME DE TODOS LOS TIEMPOS.

«Somos así de absurdos».
Ryuko Matoi, Kill la Kill.

   Ahora que ha terminado y he podido ver todos y cada uno de los capítulos, bien capacitado estoy para decir lo siguiente: Kill la Kill, el último anime de moda hoy en día, es uno de los peores animes si no de las peores series que he visto jamás.

   Creada por los restos del estudio Gainax y los autores de Tengen Toppa Gurren Lagann (a partir de ahora TTGL) en una nueva compañía llamada Trigger, Kill la Kill intenta por todos los medios ser tan épica y exagerada como la producción de 2007 pero fracasa estrepitosamente en todo lo que la hizo tan especial a ojos de sus espectadores. Al igual que Zombie Simpsons con respecto a Los Simpson, Kill la Kill parte de las mismas ideas, conceptos y subversiones de género de TTGL reciclando las primeras, forzando los segundos y referenciando si no revirtiendo los terceros en un apabullante coctel de fracasos tras fracasos, una versión quiero y no puedo del potente anime de mechas que marcó un antes y un después en dicho género. Tan duramente intenta ser la nueva TTGL que se fuerza a «ser random» y a meter tetas más infladas que la barriga de Carpanta (esa referencia loca no se la esperaban, ¿eh?) en un patético intento de convertirse en una fuente de memes destinados a satisfacer al más bajo común denominador de los fans del anime… y en promover la creación de toda una industria destinada a la creación de cosplays ligeritos de tela para las más guarrillas de la Japan toda respetable fan de la serie.

Habrá quien se excite con esto, pero yo sólo puedo imaginarme cómo le habría quedado a esta chica si no se hubiese depilado PARA LA FOTO.


   ¿Pero de qué va esta oda a la sobrevaloración que más temprano que tarde acabará pasando de moda? En un lejano futuro, una chavalina grosera, mal encarada y muy marimacho llamada Ryuko Matoi ingresa en la Academia Honnouji, un baluarte dominado por la tiránica Satsuki Kiryuin, heredera de un poder político y una fortuna aparentemente infinitos que gobierna con mano de hierro no sólo dicha academia sino toda la región en la que se asienta. El motivo de Ryuko es buscar venganza por la muerte de su padre, Isshin Matoi, y Satsuki puede ser la pista clave que le lleve hasta el asesino si es que no lo es ella.

   Sin embargo, las infracciones de la recién llegada desafían el gobierno despótico de la estudiante y rápidamente se forja una tremenda enemistad entre ambas, pero será Satsuki, con su tremenda fuerza física, la que derrote a Ryuko hasta que ésta se encuentra con Senketsu, un uniforme de colegiala que tiene vida propia y es capaz de transformarla en una especie de magical girl con un poder lo suficientemente grande como para devolverle el golpe a su rival, quien pone un precio a su cabeza.

   Es entonces cuando la trama de la serie se detiene durante dieciséis repetitivos capítulos que bien se pueden resumir en «la nena busca bronca en el cole», pues no van más allá de o bien Ryuko metiéndose en líos con los presidentes de cada club estudiantil (algo así como los gobernantes de varias de las áreas de la academia y sus miembros más poderosos) o bien con los problemas llegando solos a ella, pero realmente da igual, pues el esquema viene siendo el mismo durante más de la mitad de la serie sin conseguirse nada a cambio.
  
   Una vez llegados al decimoséptimo episodio, es hora de repentino pero esta vez predecible giro de tuerca que PARA NADA está sacado de TTGL. ¿Están atentos? Porque esto les puede dejar TIESOS: la malvada, tiránica y despótica Satsuki Kyurin, que domina una parte del mundo con un poder absoluto en poco menos que un régimen totalitario, es en realidad una antiheroína destinada a luchar contra una amenaza mayor aun a riesgo de convertirse en el mismo monstruo al que está frenando por todos los medios, en este caso su madre, Ragyo Kyurin.



   Quien haya visto TTGL será consciente que ocurrió justo lo mismo en su momento, que a la mitad de la serie se revela que el tiránico Rey Espiral es en realidad una figura trágica que está salvando al mundo de la amenaza de los Antiespirales utilizando los mismos métodos de éstos. Pero después de meditarlo, he llegado a la conclusión de que, a pesar de que sea una copia, es imposible que sean más diferentes de lo que en realidad son, pues si bien el Rey Espiral resultó ser un «héroe» a la par que un villano trágico, Satsuki Kyurin sigue siendo una asesina despótica y cruel por muy buenas que fuesen sus intenciones. Y la diferencia reside en que, mientras que en el primero existía un sentimiento que acompañaba al personaje, un algo que te hacía pensar en el sacrificio que estaba cometiendo a pesar de sus malas acciones, el caso de Satsuki está «muerto» por así decirlo, está vacío de un sentimiento de responsabilidad o de sacrificio, algo que bajo ningún concepto debería ocurrir porque ella no sólo está convirtiéndose en el monstruo contra el que está luchando sino también porque dicho monstruo ES SU PROPIA MADRE. Pero si por algo se caracteriza Kill la Kill es en que no hay cabida para los sentimientos o la reflexión.

   Una vez que Ragyo Kyurin se revela como el final boss de la serie, considero ahora un buen momento para hablar de uno de los aspectos principales pero a la vez más negativos de esta serie, los poderes. En Kill la Kill toda fuente de poder radica en el hecho de llevar ropa, pues sostiene que la ropa es una entidad alienígena llamada Biofibra que permite evolucionar a sus huéspedes para extender el crecimiento de ésta mediante la industria textil y luego parasitar el mundo a lo Lavos, reventando el planeta literalmente para expandir sus semillas por el universo y repetir el proceso en el siguiente planeta habitado.

   Sin meterme en si el planteamiento en sí es bueno o malo (aunque eso no quita que sea manido), digo que es uno de los problemas principales de la serie por su ejecución, y es que la premisa de tener tal o cual poder según la prenda especial que se lleve se convierte en una excusa, en una gimmick, para hacer tres cosas con ella: mostrar una colección temática de poderes lo más genérica posible (si alguien lleva ropa de boxeo, sus poderes tendrán temática boxeadora; si alguien viste de tenis, su poder radica en raquetas y bolas mágicas; si es de música, orquestal; etc.), en reciclar el estilo de combates de mechas ultraexagerados a lo TTGL en el caso de las protagonistas Ryuko y Satsuki y en intentar ser la mayor fuente de fanservice de toda la serie desde utilizarla para mostrar la desnudez completa o parcial hasta varios personajes llevando el mismo atuendo mágico por ver cómo les queda y cómo lo utilizarían pasando por la típica exageración de culos y tetas que harán las delicias onanistas de más de uno cuando se olvide de que están viendo un puto dibujo animado.

¡Menos mal que los de Trigger decidieron vestir a las tres protagonistas con el mismo uniforme para que no tengamos que imaginarnos cómo les quedarían! ¿Os imagináis? Habríamos tenido que PENSAR :S


   Como iba diciendo, una vez que Ragyo se convierte en la villana real de la serie, comienza una guerra a gran escala por todo el mundo entre lo que queda de Jonnouji y la biofibra que se resume en combates que intentan ser épicos y exagerados como aquellos de su antecesora pero que al final resultan cargantes y aburridos con cortes de «“humor” random» aquí y allá entre medias. Pero como eso no funciona, sus creadores nos meten una nueva batería de plot twists por si alguien con más de una neurona funcional decide interesarse: Nui Harime, la irritante e infantiloide ayudante de Ragyo, es la asesina del padre de Ryuko; Ryuko y Satsuki son en realidad hermanas e hijas de Ragyo, Isshin fue en realidad el marido de Ragyo y la abandonó para huir y criar a salvo a Ryuko y Ryuko es un híbrido entre humano y biofibra de nacimiento. Como ven, estoy metiendo spoilers A MALA LECHE porque de esta forma confío en que a alguien con esto ya se le quitarán las ganas de verlo con la sorpresa chafada o al menos no lo verán con gusto.

   Tras una serie de combates a lo Dragon Ball Z (o sea, peleas que duran entre cuatro y seis capítulos) en los que no se llega a ninguna parte, la trama decide avanzar por fin después de tanto relleno hasta el combate final contra Ragyo y el ovillo original de biofibra, ambos son derrotados y el mundo se salva porque a los guionistas no se les ocurrió mejor forma de acabarlo todo que traicionando todos los elementos de la trama que se han establecido más unos cuántos deus ex machina salidos de la nada para terminar la serie a la desesperada. Senketsu muere, nadie aprende nada y la serie termina con todos los personajes abrazados desnuditos. PORQUE SÍ.

Sabes que tu carrera como conquistadora de universos está acabada cuando tu último recurso es un cosplay del mago blanco de Final Fantasy.


   Al igual que ocurrió con la película de Ángeles y Demonios, de la que ya hablé en su momento, su argumento brilla por su ausencia y depende exclusivamente de giros de guion y de personajes «más molones que el resto» porque carece de toda competencia a la hora de narrar una historia interesante, no ya buena ni compleja sino interesante, algo capaz de unir y justificar las escenas de acción o «humor» cuando ocurren.

   Por otra parte, al contrario que la chapuza de Ron Howard, Kill la Kill se caracteriza por enormes cantidades de fanservice. ENORMES. Pero por desgracia, en vez de ser un fanservice que está para ser gracioso o funcionar como el elemento superfluo para divertir o atraer a una audiencia que es, el «fanservice» de Kill la Kill se caracteriza por forzar a la desnudez a todos los personajes varias veces sin apenas justificación alguna, poniendo de excusa principal que la ropa es mala y tal. Todo esto sin contar, claro, la presencia del personaje Akiguro Mikisugi, un ser que tiene de guiño a TTGL lo que un ladrón robándote la cartera para decir que el móvil te lo toma prestado.

Para uno de estos dos personajes la desnudez es una forma de libertad, para el otro una pobre excusa para que un macizo enseñe pectorales.


   Aparte de esto, las situaciones de «humor» (y como verán, siempre lo he puesto entre comillas) también son forzadas al extremo, prefiriendo ser un pocho «"humor" random» destinado a crear memes artificialmente en internet a ser ocurrentes o simplemente suceder de forma natural. Y no hay mayor exponente en este tipo de «humor» que tan desesperadamente intenta ser aleatorio y «bizarro» (en el sentido que le imprime el tontaco del Thous Carapollen, no su definición original) que el personaje de Mako Mankanshoku: una cría histriónica que habla a gritos atropelladamente, comete varios non-sequitur cada dos frases y hace artificiales poses y aspavientos cada vez que abre la boca en un intento de despertar comentarios de tipo «jajajaj la tia como mola ke crak k random es xD» en los miembros más simiescos de la audiencia.

«RYUMAKO CONFIRMADO :D». En serio, ¿a quién leches le importa?

  
   «¡Pero si en TTGL también había mucho fanservice y era una serie también mazo de random!», oigo exclamar a uno de sus fanáticos. Sí, ¿pero quieren saber por qué TTGL se convirtió en un auténtico fenómeno internetero entre otras cosas? Pues en primer lugar a que nunca hubo ningún precedente de una serie tan exagerada y épica pero a pesar de todo graciosa e interesante de ver, y en segundo lugar a su TREMENDA naturalidad. Todo, absolutamente todo, en TTGL estaba orquestado con la mayor de las naturalidades; quería ser bruta y exagerada por ser bruta y exagerada, y fue dicha naturalidad la que le permitió conseguir su puesto en la historia del manga y el anime. Sin embargo, Kill la Kill no es nada de eso: intenta ser bruta y exagerada para convertirse en un fenómeno internetero, en un forced meme que los llaman, porque tiene la creencia de que «si esa bastedad gustó a la gente en el pasado, entonces tiene que gustar ahora también, así que vamos a ser todavía MÁS BRUTOS, MÁS ÉPICOS, MÁS ALEATORIOS y con MÁS FANSERVICE», olvidándose de que para ser bruto, épico o aleatorio sólo hace falta ser bruto, épico o aleatorio, es decir, SER UNO MISMO. La brutez forzada se convierte en camelo, la falsa epicidad en monotonía, el fanservice burdo interfiere con la historia y la aleatoriedad pretendida no es aleatoriedad.

   A título personal, realmente me parece una lástima que hayan sido los creadores de TTGL los mismos que han perpetrado la bazofia que es Kill la Kill, no porque haya sido un intento de copiar la fórmula del éxito de su antecesora, pues Kill la Kill sigue siendo una serie pésima sin necesidad de compararla con nada, sino porque parece mentira, porque menoscaba la valía de los autores de TTGL haciendo creer que esta idea tan locamente brillante surgió no de unas cabezas que entendían el humor y la epicidad sino que apareció de casualidad y que puede que a esta gente ya no se le vuelva a ocurrir nada novedoso o bueno porque no lo entendieron. Lo mismo sucedió con Richard Kelly, director al mismo tiempo de Donnie Darko y Southland Tales.


   Por todos estos motivos y más, puedo decir que por mucho bombo que se le esté dando ahora a Kill la Kill, nadie acabará acordándose de ella ni de sus ridículos personajes pasado un tiempo, el mismo destino de todas las modas absurdas que surgen sólo para tener quince minutos de fama en internet. Y si alguien quiere epicidad por un tubo narrada consistentemente a través de personajes legítimamente carismáticos, le sugiero que se vea Tengen Toppa Gurren Lagann, incluso aunque ya la haya visto, pues es un anime que todo lo que hizo lo ha hecho bien, y que dejen esta patraña para los que se conforman con cualquier mierda que les echen, porque eso es Kill la Kill, una mierda infecta forzada con chistes intragables, personajes desdibujados que rozan el retraso mental y una acción cansina destinada al olvido desde ya.

«Y ahora les dejamos con lo que todos estaban esperando, ¡desnudos integrales!».



sábado, 22 de marzo de 2014

Doraemon se acaba... Y YA IBA SIENDO HORA.

«Doraemon, Doraemon
Imos dicindo
Adeus, adeus».
Estribillo de la canción de créditos de Doraemon en gallego.

   Normalmente no soy una persona que suela escribir de cosas de actualidad o sobre lo último que veo a no ser que tengan sobre mí una reacción fuerte e inmediata, pero salvo LA GILIPOLLEZ y la siguiente noticia creo que realmente merece la pena hablar de ello. ¿Atentos? No me lo creo ni yo pero ahí va: DORAEMON (presumiblemente) YA SE ESTÁ TERMINANDO. Bueno, realmente la serie terminó hace mucho pero esta vez parece el finiquito con la última película que sacarán.

Mi reacción.


   Según la revista mexicana de cine Cinepremiere, en agosto de este año, DE ESTE MISMÍSIMO AÑO, se entrenará en Japón la última película del relamido felino cabezón y su insufrible compañero subnormal perdido humano. El film, que será la trigésimo sexta parte de esta eterna saga (que se dice pronto), podría ser no sólo la última película de Doraemon sino la última de sus aventuras, dando por finalizada una serie que lleva existiendo independientemente del formato desde finales de los años 60. Aunque no entiendan ni jota, el tráiler aquí:

Por sonar, suena triste y definitivo.

   No sé si esto llegará a América o siquiera a Europa pero realmente me da igual porque sabiendo esto yo ya podría conformar… No, esperen, ¡NO! ¡Volved aquí, insensatos! ¡AÚN NO HE TERMINADO DE REGODEARME! ¡Suelte ya el teclado de su ordenador para decir que su infancia «se ha acabado» o una chuminada por el estilo! ¡Eh, usted, suelte ese cuchillo, no se raje las venas. O al menos no hasta que acabe con esto! ¡Y usted deje de escribir que todo resulta ser un sueño de un Nobita comatoso! Así es, mucho mejor. Aquí tranquilitos todos mientras yo no quepo en mí de alegría.

   Porque realmente sé que va a haber alguien tan triste que de verdad va a ir a rasgarse las vestiduras al conocer de este aparente final, sobre que se acaba una de las mejores series de animación de todos los tiempos o la mejor serie nostálgica o alguna de esas pamplinas que tanto gustan de pronunciar por los internetes para ganar retuits facilones y la falsaria admiración de un grupo de desconocidos que varían desde indiferentes bots programados para favoritear por determinadas palabras a pervertidos de cuarenta años otro grupo de (semi)adultos inmaduros como los afectados. ¿Pero saben cuál es la sorpresa, ese plot twist que les dejará patidifusos en su lugar? Que muy pochos hay que tener los gustos para que a alguien le agrade semejante bazofia de serie.

   Y lo digo totalmente en serio, sin trolleos ni provocaciones de por medio. Doraemon es una de las peores series que jamás se han emitido. Y antes de que alguien me increpe con el típico «lo que pasa es que tienes envidia lo estás viendo de adulto, tienes que ser un crío para entenderlo», ésta es la opinión que forjé cuando ya era un niño pequeño, pues realmente puedo decir que Doraemon es una de las pocas series que cuantas más veces la veo menos me gusta. Y no sólo «menos me gusta» sino que se vuelve cada vez PEOR a cada capítulo. ¡Y ha tenido tres series seguidas! TRES: en el 73, en el 79 y en el 2005 sin contar con treinta y cinco películas hasta la fecha. ¿CÓMO LA PUEDES CAGAR DURANTE TANTO TIEMPO SIN QUE NADIE TE DIGA NADA?

«LEAVE BRITNEY DORAEMON ALONE!»


   El mayor punto débil de esta serie y uno de los motivos por los que es tan penoso que haya sobrevivido tantísimos años es lo formulaica y repetitiva que es: en todos los episodios ocurre lo mismo. LO MISMO. Irónicamente, no se puede decir que sea una serie que tome riesgos pero resulta que para cualquier otra ficción el quedarse estancada en la misma fórmula acaba pasándole factura a uno.

   Todos los capítulos funcionan de la misma manera: Nobita (hablaré de él más adelante, no se preocupen si tienen la suerte de no conocerle. De momento quédense con el dato de que es demasiado tonto hasta para vivir) tiene un problema de algún tipo y se va a lloriquearle a Doraemon para que preste algún macguffin aparato que se lo solucione, éste se lo deja y Nobita, en vez de usarlo para facilitarse la vida, abusa de él y acaba peor que antes. Se coge el concepto y repetir. Repetir. Repetir. REPETIR.

   Me gustaría bromear sobre que esta gente vive poco menos que en una especie de bucle temporal o de simulación de ordenador a lo Juegos de Guerra, pero a estas alturas poco se puede decir y lo poco que se pueda decir ha perdido la gracia. Sin embargo, sí me gustaría llamar la atención sobre una de las cosas por las que destaca esta serie, y es que, según se cuenta, Doraemon tiene una moraleja para todo Japón. ¡Como lo leen! Y dicha moraleja consiste en que uno no puede vivir dependiente de la tecnología o abusar de ella porque al final se volverá en contra de uno.

   Realmente me parece una gilipollez de moraleja, qué quieren que les diga, una enseñanza retrógrada y contradictoria que ni tuvo cabida hace cuarenta años ni tiene cabida ahora en la actualidad. ¿No se puede vivir dependiente de la tecnología? ¿Entonces cómo hemos avanzado en la historia? ¿Cómo hemos pasado de la rueda a internet entonces? ¿Por arte de magia? Si la tecnología no existiese, aún seguiríamos siendo animales básicos e irracionales. ¡Alrededor de nosotros hay tecnología por todas partes! ¡DEPENDEMOS DE LA TECNOLOGÍA! El ordenador es tecnología, el vaso es tecnología, LAS BISAGRAS DE LAS PUERTAS SON TECNOLOGÍA. Y creo que dicho esto desde el país más tecnológico y vanguardista del mundo tiene poco menos que delito.

El país de los robots que se parecen a personas y los urinarios inteligentes os dice  «abusar de la tecnología está mal».


   Es más, incluso si todo esto se tratase de una parodia sobre el abuso de la tecnología, sigue siendo una mala parodia, pues si bien el personaje de Nobita es tan incompetente que todo le sale mal aun teniendo en sus manos todo lo que necesita para solucionarse la vida habiendo otros personajes que con las mismas nociones que el primero han usado los mismos aparatos y les ha salido bien, no existe realmente un sentimiento paródico ni moralizador por su parte. Partiendo de que no es graciosa la serie, sus actuaciones son más bien tristes y patéticas por ser tristes y patéticas, amén de que la constante repetición de la misma trama durante tantísimos años CANSA y es INNECESARIO.

   Pongamos por ejemplo el caso de Mortadelo y Filemón, una serie once años más antigua a Doraemon. Mortadelo y Filemón es una parodia a la española de las historietas de espías en las que la incompetencia de los dos personajes titulares les mete en más problemas de los que son capaces de resolver. Si bien no tiene una idea moralizadora, también son personajes que suelen abusar o utilizar mal una tecnología maravillosa, ¿pero quieren saber cuál es la diferencia con respecto a la japonesa? Que en Mortadelo y Filemón se va desarrollando una situación (el llamado build-up en narrativa) a partir, por ejemplo, del mal uso de dichos inventos hasta el punto culmen en que los resultados de dicho abuso acaban siendo catastróficos e imprevisibles (el pay-off), mientras que en Doraemon los aparatos simplemente acaban estropeándose, perdiéndose o volviéndose contra el propio Nobita, que acaba siempre o recibiendo una paliza de muerte por sus «amigos» o recibiendo una reprimenda de sus padres. No existe el suspense y por lo tanto no existe tampoco una sorpresa que haga que merezca la pena seguir una trama.

Para que luego digan que los españoles no sabemos hacer nada bien.

   Ya con esto aprovecho para enlazarlo a hablar de los personajes. Doraemon tiene los personajes más desagradables y peor construidos que jamás he visto nunca en ningún medio escrito o audiovisual: realmente se trata de unos seres totalmente egocéntricos y egoístas de las formas más odiosas posibles, empezando por Nobita, terminado por el propio Doraemon y pasando por todo ese escasísimo plantel de personajes planos que me niego a reseñar uno a uno de lo poco que merecen la pena.

   Nobita Nobi es un crío irritante, vago, cínico, egoísta y cobarde que no hace absolutamente nada con su vida mientras espera que los demás hagan de todo por él. Principalmente, el nene tiene lo básico para ser un cani en toda regla o un youtuber profesional, pero como vivimos en un mundo de locos, en vez de acabar convirtiéndose en el matao muerto de hambre que merece ser, le surge un gato robot venido del futuro (¡enviado por su propio bisnieto para cambiar la historia, nada menos!) con el fin de resolverle la vida. El problema es que como Nobita es sumamente imbécil, siempre acaba abusando de los poderes que le otorgan los inventos del robot y en vez de avanzar en la vida, retrocede.

   Nobita además es un personaje plano, no ha tenido evolución alguna en cuarenta y cinco años, así que es especialmente irritante no ya sólo verle fracasar en cosas más simples que el mecanismo de un chupete (y no ya sólo en cosas relacionadas con los inventos de Doraemon, que está en quinto de primaria y aún le cuestan las sumas simples) sino también de verle quedar y tratar como a sus amiguísimos a unos chavales que sólo están para putearle y/o pegarle palizas. «¡Pero eh, que en las películas son todos muy nobles y valientes! ¿No va de eso la auténtica amistad?», oigo balbucear a algún energúmeno abrazado a su peluche de Doraemon, a lo que yo respondo: «¿Y?»

«Me pone el ojo a la virulé un día sí y al otro también, pero en san Valentín me regala un clavel. ¿No es romántico?»


   Es por semejante aluvión de inutilidad y estupidez por lo que en primer lugar se envió a Doraemon, para hacerle al chaval más llevadera su vida, pero eso también significa que el propio gato cósmico es un poochie en toda regla. OH, SÍ. Si me he atrevido a decir bien en público que Doraemon es una serie pésima, también digo que el propio personaje que lleva su nombre ES el poochie de la serie porque cumple con las mismas funciones que éste. De hecho, podríamos decir que es el primer poochie protagonista de la historia si no contamos a las Mary Sue. ¿Quieren más pruebas?

Tabla comparativa: Poochies vs. Doraemon
Funciones del poochie:
Funciones de Doraemon:
Hasta el punto de la aparición del poochie, la serie va en declive por ser aburrida, sosa o repetitiva.
Hasta el punto de la aparición de Doraemon, la vida de Nobita va en declive por ser aburrida, sosa y repetitiva
La aparición del poochie da un vuelco a la serie «a mejor».
La aparición de Doraemon da un vuelco a la vida de Nobita «a mejor».
El poochie es capaz de todo por ser poco menos que perfecto y es el centro de atención.
Doraemon es capaz de todo por tener todo tipo de aparatos que le permiten hacer de todo y son éstos junto a él el centro de atención.
La perfección del poochie (sobre todo comparada con la del resto de personajes) a la larga vuelve a la serie repetitiva.
Doraemon mostrando más paciencia que el santo Job ante la inutilidad de Nobita vuelve a la serie repetitiva.
El poochie acaba por desaparecer o bien por ser innecesario o bien porque la audiencia lo detesta.
Doraemon acaba por irse (aparentemente) porque ya ha cumplido su función a pesar de que no haya cambiado nada con respecto a Nobita (o sea, porque es innecesario).
La desaparición del poochie es tratada o con total normalidad o como una auténtica tragedia.
La supuesta vuelta a casa de Doraemon es tratada como una tragedia (como que han hecho una película basada en el último episodio de la serie).


   Sin embargo, Doraemon no es un personaje malo sólo por ser un Poochie, sino porque tiene una personalidad horrible: es estirado, desagradable, egoísta, relamido e irresponsable. Tiene a su disposición, literalmente, un auténtico arsenal de armas o potenciales armas, así como toda una colección de objetos a cada cual más peligroso y cosas que son poco menos el botón para destruir el mundo (¡y eso sin contar CON LA MISMÍSIMA MÁQUINA DEL TIEMPO QUE TODO EL MUNDO USA PARA VIAJAR Y CAMBIAR EL PASADO LIBREMENTE!), pero lo peor no es eso, sino que, sabiendo que Nobita es semejante zote, le dé total libertad para abusar del poder que cada aparato le otorgue sin control ni vigilancia alguna para luego ponerse en plan perdonavidas al final del episodio.

   Pero lo peor de todo es que, al ser un personaje plano él también, al día siguiente el retardo cósmico éste volverá a darle al inútil con el que vive otro dispositivo del Juicio Final con erótico catastrófico resultado, así que poca pena puedo sentir yo por nadie de esta serie. Cada uno tiene lo que se merece.

Sí, es un chiste tan viejo que huele a rancio no, A PODRIDO. Pero eh, si funciona, funciona.



   En resumidas cuentas, Doraemon habrá terminado como serie y el finiquito peliculero lo darán aparentemente en verano de este año, pero realmente puedo afirmar que, a pesar de que pueda vivir como franquicia del merchandising únicamente, no será recordada más allá de lo tediosamente repetitiva que fue y lo horribles que fueron sus personajes… eso, al menos, por parte de los que no sean futuros aspirantes a canis en toda regla o a youtubers profesionales

lunes, 17 de marzo de 2014

Puela Magi Madoka Magica: una tragedia faustiana en color pastel.

«Siempre se piensa en lo que se ha perdido; todo aquello a lo que uno está acostumbrado es un paraíso».
Doctor Fausto, Fausto.

   Hoy para variar vamos a hacer un ejercicio novedoso y voy a escribir una crítica positdz… possiii… positiii… POSITIVA. UNA CRÍTICA POSITIVA sobre… ¿qué es todo ese ruido fuera de casa?

Nah, será el viento.

   En fin, pongámonos manos a la obra, ésta es la crítica de Puela Magi Madoka Magica.

   En primer lugar, tendría que confesar que este anime me ha sorprendido mucho y muy gratamente, sobre todo porque, a pesar de pertenecer al género shojo, posee una madurez y una profundidad espectaculares. Me ha asombrado la forma que han tenido ya no de subvertir sus clichés en algo tridimensional sino de formar una historia que realmente podría entrar hasta en el género del terror. COMO LO OYEN. Y la verdad es que algo que en principio parecía que me iba a aburrir y que iba a ser más bien estereotipado y sosete me haya gradado INFINITAMENTE MÁS que esa sobrevaloradísima bazofia que es Shingeki no Kyojin. Y no me hagáis empezar con Kill la Kill… NO ME HAGÁIS EMPEZAR POR AHÍ PORQUE ME CONOZCO. ¡KILL LA KILL ES UNA MIERDA! ¡MERLUZOS! ¡ECTOPLASMAS! ¡BACHIBUZUKS!

COMO TE ATREVES A HABLAR MAL DE SHINGEKI. ESTOY TAN ENFADADO QUE VOY A PEGARME CONTRA ESA PARED


   ¿De qué va la historia? Madoka Kaname es una niña que vive una vida poco menos que perfecta: tiene una buena familia, va a un buen instituto y no le faltan las buenas amigas. Sin embargo, la aparición de una misteriosa estudiante, Homura Akemi, pondrá su vida patas arriba con la siguiente advertencia:

«Madoka Kaname, ¿atesoras la vida que actualmente vives y consideras valiosos a tu familia y a tus amigos? Porque si es así entonces no querrás cambiar la vida que tienes o la persona que eres. Si no, lo perderás todo».

   La advertencia se acaba convirtiendo en una profecía cuando Madoka y sus amigas conocen a Kyubey, una suerte de zorro-gato de ojos penetrantes que les ofrece la posibilidad de convertirse en chicas mágicas para derrotar a las brujas, seres invisibles para el ojo humano cuya presencia provoca desde suicidios hasta cataclismos. Las chicas acceden salvo la propia Madoka, pues para pactar con Kyubey y transformarse hace falta pedir un deseo, pero Madoka tiene todo lo que ella podría querer y es que además la naturaleza del deseo es crucial para conocer los poderes que con él se desbloquearán.

/人◕ ‿‿ ◕人\


   Entonces las cosas van a peor… y de ahí a peor todavía, convirtiéndose lo que empezó como la típica historia de niñas con poderes mágicos salvando el mundo del mal mientras llevan la más grata de las vidas en un relato pesadillesco, una auténtica tragedia sobre la desesperación, la soledad y el sacrificio. Realmente no quiero spoilear nada porque ésta es una de esas series en las que uno tiene que verlo mejor por sí mismo para apreciarlo en vez de dejar que se lo cuenten, pero al menos voy a decir lo siguiente, y es que, como he dicho antes, no es el típico shojo. Se lo pueden tomar a bien, se lo pueden tomar a mal, pero si quieren conocer la verdad sólo hay una forma de averiguarlo: consultando en Wikipedia echándole un ojo a la serie. No les decepcionará.

   Un aspecto que siempre llama la atención es todo el apartado visual. Todo lo correspondiente al mundo real y la vida de Madoka está pintado con intensos colores pastel y con trazos que recuerdan a las ceras de colores. Si bien al principio puede saturar de infantilismo y de cuquez la vista, también es cierto que la dirección artística ya sólo en el mundo de Madoka cambia drásticamente, y es algo de lo que poca gente se da cuenta conscientemente, mostrándonos los ya mencionados colores pastel para mostrar felicidad y opulencia a tonos más oscuros con trazos de pincel o lápiz para lugares pobres o sórdidos.

   Pero el gran contraste se lo llevan los laberintos de las brujas (las dimensiones donde viven estos seres, vamos), diseñados mediante diferentes técnicas artísticas, desde arte vectorial a técnicas de collage, imágenes rotoscopiadas o píxeles, convirtiendo a esta serie poco menos que en una auténtica obra de arte por su capacidad de impactar.

Entre lo de la izquierda y lo de la derecha hay apenas un capítulo de diferencia.

   La música, por su parte, es maravillosa, sorprendente. El registro clásico y coral de gran parte de la banda sonora mezclado con los extravagantes efectos visuales le otorgan a cada escena un aire misterioso y dramático genialmente conseguido. Y es así como realmente se consigue que una banda sonora funcione, siendo un valor añadido a la animación en lugar de ser pura ambientación o un acompañamiento musical sin más para que no sea aburrido.

   Ya para ir terminando quisiera comentar algo llamativo, algo que quisiera que se tuviera en cuenta, y es que aunque esta serie, Puela Magi Madoka Magica, es una subversión del género shojo, no deberíamos verla tanto como tal sino como una historia que forma parte de un género con la diferencia crucial de que está bien construida narrativamente hablando y que es capaz de provocar un pensamiento, una reacción. Digo esto porque no quisiera que se quedara esta serie en el recuerdo como un «jo tio mirate esto kes mazo oscuro i huna subersion o como se dija xdd» sino también porque es buena ya de por sí, porque es la mezcla de toda una serie de elementos bien escogidos en su justa medida, es una tragedia sobre el sacrificio y la salvación que transcurre dentro del género de las magical girls. Es más, el propio autor, Gen Urobuchi, dijo en una entrevista que él no quiso escribir una subversión del género sino una historia inteligente y buena dentro del shojo.
 
I DUNNO WHAT I'M DOING LOL


   De forma fortuita o no, el caso es que logró hacerlo mediante una sólida estructura narrativa que contiene un buen balance entre la verdad y la manipulación, un buen balance entre lo inesperado y lo necesario y la facilidad de crear una suspensión de incredulidad dando significado a lo que ocurre porque lo que ocurre tiene razón de ser en lugar de excusarse en la suspensión misma. Todo esto radica en que Puela Magi Madoka Magica no es una serie oscura por serlo o trágica por conseguir la lágrima fácil sino que es oscura y trágica porque permite pensar, porque permite reaccionar, porque permite experimentar de verdad lo que ocurre en lugar de dejarnos con una vaga preocupación de si nuestro personaje favorito morirá o no y sacar el pañuelo POR SI ACA en una situación extrema.

   Y voy a ir más allá: esta serie de niñas que salvan el mundo en un género tan cansino y agotado ha conseguido ser más oscura, más inteligente, más compleja y mejor escrita que toda esa birria de tochámenes manipuladores pseudo oscuros y pseudo lacrimógenos que es la saga de Canción de Hielo y Fuego, o como es más conocida, los libros de Juego de Tronos. ¿Me oyes, J.R.R. Martin? ¡Veo a través de tus mentiras y tus historias artificialmente anudadas, puto gordo!



domingo, 16 de marzo de 2014

Lo peor de Los Simpson I: introducción y Moonshine River.

«El alcohol es una forma de vida, ¡el alcohol es mi forma de vida! ¡Y va a seguir siéndola!».
Homer Simpson.

   Los Simpson. ¿Qué más se puede decir de ellos? ¿Qué sentido tiene repasar a estas alturas la historia de la serie u ojear de nuevo cuando todos hemos crecido viendo a esta extravagante familia amarilla y las desventuras que les pasaban?
  
   Todos hemos sido testigos de la primera palabra de Lisa, de las aventuras de Homer y Bart en Tokio, de la aparición del Pequeño Ayudante de Santa Claus, de la prohibición del alcohol en Springfield, del fracaso de MENSA, de la mudanza de la familia a Cypress Creek, la muerte de Maude, del avistamiento extraterrestre de Homer un viernes por la noche o el futuro de aquella telenovela… con erótico resultado. Todos esos momentos y más han quedado grabados en nuestras mentes y han sido fuente tanto de risas como de los más tiernos momentos, todo mezclado equilibradamente para compensar unas cosas con otras para no forzar el humor ni provocar la hepatitis. 

   Teniendo esto en cuenta, no es de extrañar que esta serie a día de hoy vaya por su vigésimo quinta temporada y son pocas probabilidades de ir a acabar.

   Sin embargo, de un tiempo a esta parte la serie ha ido decayendo en calidad de una forma alarmante. Esto es innegable, y no me refiero a un humor quemado o una fórmula vieja, sino a auténticas traiciones al material original, tramas repetidas o recicladas hasta la saciedad, argumentos absurdos o totalmente desagradables tratándose de esta misma serie, legiones de cameos innecesarios, pérdida del sentido crítico y ácido en pos de una parodia de medio pelo que o se basa en la exageración de algo real hasta el punto de perder ese contacto con la realidad o al insulto directo (eso sí, cambiando SIEMPRE una letra de los nombres reales para que se note que «hez umor xdd. pero no te rayes. tas rayao?»), recurrencia excesiva de chistes de gays, etc.

¡Mirad, si es Steve Mobs, el presidente de Mapple!



   De hecho, existe todo un manifiesto con libro incluido en el que se desgaja la decadencia del programa temporada a temporada y contrasta lo que fueron los argumentos originales con los de las última temporadas, sosteniendo que la serie «está muerta» y acuñando por ello el nombre de Zombie Simpsons para diferenciarlo de Los Simpson originales. Yo personalmente lo recomiendo leer porque no tiene desperdicio: es un estudio completo y crítico con el que estoy muy de acuerdo y que además incluye reacciones ante episodios nuevos, reseñas de los mismos, comparaciones y contrastes entre episodios viejos y nuevos, citas célebres más allá de la del dinosaurio y hasta un registro de la influencia de la serie en el mundo actual.

   Existiendo esto, no me voy a meter a redundar sobre cómo ha descendido la calidad de la serie en términos generales y por qué (eso lo dejo para cuando no me queden más ideas), pero sí que voy a hacer otra cosa: debido a que soy un parado con mucho tiempo libre llevo un tiempo revisionando la serie entera desde sus inicios hasta las últimas temporadas… y no me han gustado. Me han hecho reflexionar y soy un friki cabreado, así que esta nueva sección la dedicaré a reseñar LO PEOR que ha podido dar jamás esta serie, desde temporadas enteras o baterías de capítulos hasta determinadas temáticas. ASÍ QUE AGÁRRENSE PORQUE SE PONE MOVIDA LA COSA. Y nada mejor (o tal vez peor) para empezar esa nueva sección que adelantarme a nuestros queridos proveedores de violencia gratuita esta no-tan-maravillosa serie que adelantarme a ellos y hablar del primer capítulo de la siguiente temporada: la temporada 24. Y denme las gracias a que no empiece a spoilear de la 25 porque TELA.

Ojalá pudiera decir que me lo he inventado...


   Si hay dos cosas que se deban saber de Zombie Simpsons (sí, adoptaré este término yo también para hacer más fáciles las diferenciaciones entre la serie «nueva» y la «vieja») es que las premisas para los episodios no son la base desde la que se parte para realizarlos sino que SON el episodio y que absolutamente todas las premisas vienen a reciclar de una forma u otra tramas de Los Simpson. Por ejemplo, las dos premisas de este capítulo en concreto van de los amores de Bart y que la familia viaja de nuevo a Nueva York.

   El capítulo empieza con una bronca entre Bart y Lisa que provoca que el primero eche de menos a sus amores, ante los que se arrastra de nuevo para que le den una nueva oportunidad hasta que no le queda otra que volver a intentarlo con Mary Spuckler (tal vez la recuerden como la prometida forzosa de Bart en el episodio Apocalypse Cow o, en otras palabras, una chica a la que Bart le caía bien pero con la que jamás mantuvo un instante romántico), pero ésta resulta que ahora vive en Nueva York. ¿Significa eso un problema para la familia y en especial para Homer, quien en sus dos últimas visitas vivió poco menos que un infierno en cada una? ¡EN ABSOLUTO! ¡Porque todos los miembros de la casa están ENCANTADÍSIMOS de regresar y hasta Homer ya tenía un absurdo plan preparado para alquilar una casa allí por si hacía falta!

Pocas cosas son más Simpson que Homer ilusionado por estar en Nueva York.


   A partir de aquí el argumento se divide en Bart y Mary compartiendo momentos medianamente románticos que incluyen a un montón de desconocidos y famosos participando en un improvisado número musical y Lisa y Marge aprovechando para hacer cosas culturales. ¿Homer? Ahí tranquilito acompañando a su hijo, ¿por? No sé, me preguntan como si le fuera a pasar algo o si no le gustase el sitio por alguna mala experiencia.

El sueño de Marge siempre fue ser una espectadora de Broadway. Lástima que no haya podido realizarlo hasta la fecha...


   Volviendo a Bart y a Mary, el corto intento de romance (otra aclaración, Zombie Simpsons no es capaz de distinguir entre un romance y dos amigos que no se ven desde hace mucho poniéndose al día. Lo digo porque a lo mejor el significado de la palabra puede variar) se rompe cuando Cletus aparece para llevarse a su hija de vuelta a Springfield, por lo que Bart tendrá que ayudar a escapar a Mary terminando así el capítulo con ella huyendo en tren. La familia vuelve a casa y nadie aprende nada, ni siquiera Bart, cuya moraleja ha sido la perogrullada de que hasta él puede enamorar a las chicas. Porque claro, hasta ahora nunca ha tenido un mísero capítulo en el que él y otra chica se enamoraban… ¿Que el resultado de este «romance» es un poco más esperanzador? Puede. Pero todos sabemos que él se acabará enrollando con una tal Jenda, con la que se casará y tendrá dos hijos (aunque aparentemente morirá sin haber conocido el amor verdadero hasta justo un minuto exacto antes de morir), así que en realidad todo el discurso de «hasta yo puedo gustarle a las chicas» carece de sentido.

Aunque claro, también Bart morirá solo y su único recuerdo serán unas vacaciones en un crucero (Zombie Simpsons no sabe muy bien dónde colocar la línea del canon incluso en una serie con uno muy débil. Eso o es que es bipolar).


   ¿Qué ha pasado con este episodio? Pues a decir verdad, no ha sido algo que se pueda considerar realmente como LO PEOR que ha hecho esta serie nunca, pero sí es un episodio muy vacío, ñoño y muy malo.

   De hecho, si tuviera que destacar algo sería toda la primera parte del capítulo, pues no es más que una sucesión de situaciones crueles y totalmente desagradables convertidas en chistes de mal gusto explicados hasta en cuatro ocasiones por si somos cortitos y no entendemos lo que vemos. Toda la primera escena trata de una carrera automovilística por la ciudad tan mal trazada que se topa con una zona de obras, se cruza con una carrera ciclista que pasa en dirección contraria y con partes sin señalizar que hacen que otros conductores ajenos a la carrera entren al área.

   Todo eso que podría haber metido algún que otro chiste sobre la incompetencia de la alcaldía sobre el caos que se ha formado (como por ejemplo lo que sucedió durante el Día de Haz lo que te dé la gana en el capítulo El niño que hay en Bart) no se convierte más que en una sucesión de escenas de ciclistas siendo atropellados, un quitanieves arrastrando las montañas de chatarra para que no estorben y cuatro explicaciones distintas de por qué la carrera ha sido mal trazada (por las obras, por la vuelta ciclista que transcurre en dirección contraria, porque la familia Simpson intenta cruzar una carretera atestada de coches deportivos sin señales o muros a la vista y porque lo dice el propio alcalde por si aún no nos habíamos dado cuenta).

   Pero la cosa no acaba ahí, pues Zombie Simpsons sabe que la gracia de la serie no proviene de la sátira ácida o de las posibilidades del humor negro sino de un personaje matando sin pestañear a gente herida: esa misma noche se celebra un baile y entre los escombros se puede oír a gente atrapada haciendo ruido para que les rescaten, a lo que el jefe Wiggum reacciona electrificando la chatarra con un táser «para que dejen de hacer ruido» (palabras textuales).

A partir de ahora quiero que os acordéis de esto cada vez que penséis en el jefe Wiggum.


   Y quiero que piensen bien en esto porque esto no es humor, no es un chiste, no es una broma. No es humor negro sino una escena que es grotesca por ser grotesca: hay gente atrapada en un ovillo de metales retorcidos, gente que está pidiendo ayuda, gente que está tan débil que tiene que golpear los escombros para que se les oiga porque no pueden gritar… y el jefe de policía, el que antes fuera representado como un torpe pero bonachón (corrupto, sí, pero bonachón), electrifica los hierros egoístamente. Repito, no hay chiste, es grotesco, es feo, está incluso fuera del personaje, es Wiggum matando presumiblemente a un grupo de gente (obviamente no se les ve morir pero poca gente creo que puede sobrevivir a quedarse atrapada bajo un montón de chatarra retorcida con la suficiente fuerza como para dar unos leves toques para anunciar que está viva y sobrevivir a una descarga eléctrica).

   Yo soy una persona que adora el humor negro, es uno de mis humores favoritos, pero me gusta cuando hay humor. Esto no es humor negro siquiera, esto es el equivalente en serie de televisión a los niñatos que se creen artistas del humor negro por poner en su Twitter fotos de cadáveres destrozados o escenas de perversiones sexuales, es el equivalente simpsoniano a todos esos «nazis tuiteros» que lo son porque alguna vez han puesto alguna foto de Hitler en sus perfiles. ¡sí, esa misma panda de malotes! Y es algo que realmente quiero señalar porque es perturbador en muchos niveles, realmente dejé de prestarle atención al resto del episodio la primera vez que lo vi por lo mucho que me molestó.

   ¿Pero quieren saber qué es lo peor del asunto? Que Moonshine River, a pesar de todo, no es ni de lejos LO PEOR que ha dado Zombie Simpsons, ni siquiera en lo que a esta temporada se refiere (y créanme si les digo que la temporada 24 es mala hasta para los estándares de Zombie Simpsons).

Y recuerda, eres Zombie Simpson.



   Esto es el comienzo de todo lo que está por llegar, esto es una declaración de intenciones. Esto es la introducción y la primera parte de Lo peor de Los Simpson.